La okupación se enquista en la calle Amor Ruibal de Santiago: «Tememos que nuestras casas acaben saltando por los aires»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La vivienda está en el número 10 de la calle, pegada a dos edificios de nueva construcción
La vivienda está en el número 10 de la calle, pegada a dos edificios de nueva construcción XOAN A. SOLER

La explosión de este miércoles alarma al vecindario, que reclama soluciones: «Hay gente que a ciertas horas ya no se atreve a ir por ahí»

21 ene 2023 . Actualizado a las 23:29 h.

Pasando desapercibidos. Imperceptibles. Invisibles. Así vivían los okupas del número 10 de la calle Amor Ruibal hasta las nueve de la noche de este miércoles. Fue en ese instante que una explosión recordó al vecindario que el problema volvía a estar junto a ellos. Según explicaron residentes de la zona, uno de los inquilinos ilegales trataba de restablecer el suministro eléctrico cuando todo estuvo cerca de implosionar, llevándoselo a él también por delante. «Cualquier día pasa algo grave de verdad. Tenemos miedo por posibles represalias por parte de los okupas, pero ahora mismo incluso tememos que nuestras casas acaben saltando por los aires».

La historia del número 10 de Amor Ruibal no es nueva. Según explican desde Raxoi, anteriormente grupos de rumanos estuvieron viviendo en él durante más de un año. «El margen de actuación es muy escaso, y lo primero que necesitamos es la denuncia por parte del dueño para poder actuar. Sino es imposible», explican desde la concejalía de Seguridade Cidadá, que afirma desconocer quién es el propietario del inmueble. Fue durante esa época que residentes del barrio dicen que los que residían en el bloque llegaban a arrojar sus excrementos y desperdicios al patio trasero, ahora convertido en una selva de zarzas y basura.

Comida por la humedad, la casa fue tapiada después de los últimos inquilinos ilegales. No sirvió de nada. Hace poco más de un mes, nuevas personas accedieron al interior tras forzar dos portalones de madera que dan a la planta baja y metiéndose dentro. Aunque los vecinos alertaron a las fuerzas del orden, no pudieron hacer nada. Al día siguiente ya estaban todos dentro.

Muchos vecinos reconocen que hasta la explosión del miércoles pensaban que la vivienda estaba vacía. «Es un escándalo que se metan en casa de otra persona y no pase nada. Esa no es la solución. Si mañana se meten en mi casa me quedo en la calle. Yo seguro», afirma una comerciante del barrio, que destaca que «de ahí no los echa nadie, es un ataque contra el resto de las personas que pagamos impuestos y nuestras viviendas».

Convivencia

Los residentes confirman que los problemas con los nuevos okupas aún han llegado al nivel de tensión que había con los anteriores, cuando incluso llegó a haber ratas por la zona. Sí destacan ciertas incomodidades y miedos. «Hay gente que a ciertas horas ya no se atreve a ir por ahí. Después, como no tienen luz, para abrir la puerta andan a golpes para que les escuchen los que están dentro. No es sencillo vivir así».

Ventanas rotas, grafitis, pintura comida y suciedad. Esa es la primera impresión que arroja el número 10. Desde el vecindario temen que el lugar pueda convertirse en un punto de trapicheo de drogas y también que eso acabe afectando al resto de personas que viven en el lugar. Algunas de las comunidades más cercanas al inmueble han entregado el caso a sus abogados. Si la policía no puede hacer nada, esperan que al menos la Justicia los escuche. «Son ya muchos años», reconocen. El problema con la okupación comienza a enquistarse en Amor Ruibal.

Las policías Nacional y Local cifran en 44 los casos registrados en la ciudad

Santiago suma siete zonas de especial afectación por las okupaciones ilegales. La mayoría son inmuebles antiguos, situados en el entorno de la zona histórica de la ciudad: el barrio de O Pexigo, la rúa de Belvís, el Rueiro de Figueiriñas en la zona de San Lourenzo, la rúa de San Pedro, la Algalia de Arriba y el Cruceiro do Galo, en la zona del Pombal. Esas son las áreas que recoge el informe que acaba de hacer público la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), y a las que se suma Conxo. Santiago continúa con okupaciones pendientes de resolver en calles como Pelamios, Angustia y Entrepexigos. El último dato facilitado por Policía Nacional y Policía Local habla de 44 casos de okupación en la ciudad.