«Si gano el Goya cojo un vuelo y lo llevo para celebrarlo en Santiago y Ames»

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Pedro Díaz, director de la «La Entrega», ve el poso de Proupín en su corto

13 ene 2023 . Actualizado a las 22:07 h.

La próxima gala de los Goya tendrá mucho acento gallego. No solo gracias a la película As Bestas, ya que la categoría de mejor cortometraje incluye La Entrega, una obra dirigida por Pedro Díaz, vecino de Ames, a partir de un guion elaborado a la par con Fran Carballal, «amigo, gallego y guionista», según reconoce Díaz, que tras la nominación de este corto afronta con el resto del equipo todo el trabajo de promoción de la historia de un hombre de ochenta años que vive aislado y al que su hijo, que reside lejos, le cambia los marcos vitales al enviarle un ordenador.

La gala se celebrará el próximo 11 de febrero en Sevilla y tras conocer que La Entrega era uno de los cinco cortos seleccionados por la academia de cine española, Pedro Díaz ya tiene muy claro lo que es lo que le gustaría hacer. «Si gano el Goya?... Me cogería un vuelo desde Sevilla para celebrarlo en Santiago y Ames. Lo pasearía por Proupín para disfrutarlo con mi familia y mis amigos», reconoce con un tono emocionado al otro lado del teléfono, ya que desde hace años vive en Madrid, aunque toda su vida está ligada a Galicia. Como vecino de Proupín estudió en el colegio de Barouta, en el IES de Ames y se formó en la Facultade de Periodismo e Comunicación Audiovisual, carrera que completó con un máster en Barcelona. Precisamente, en Santiago y Ames está buena parte de su red de esos amigos «de toda la vida» cuya distancia se echa de menos, por lo que le «apetece mucho» celebrar su buena racha, y si es con el Goya en las manos, mejor que mejor.

Conseguir esta nominación no ha sido un camino fácil. «El proceso de los cortos es mucho más complicado porque para llegar a la nominación tienes que pasar por una candidatura, por un filtro de la Academia de Cine y acudir a varios festivales», explica Pedro Díaz. «Nosotros llegamos de una forma un poco inesperada porque hace seis meses arrancamos el circuito de festivales. Estrenamos en Cans y no contábamos con llegar este año a los Goya, pero tuvimos un éxito muy repentino entre agosto y septiembre que ahora estamos digiriendo», añade.

Esta nueva fase la afronta con su equipo «con alegría y responsabilidad porque la mirada de la industria y del público se concentra sobre nosotros». Sobre la obra que lo ha llevado a los Goya resalta que la idea inicial no fue suya: «Escribí este corto con Fran Carballal. Nos conocimos hace ocho años, teníamos muchas ganas de trabajar juntos y peloteándonos ideas apareció una imagen que se encuentra Fran y es la última que aparece en el corto. Nos pareció muy bonita, muy poética, y nos empezamos a hacer preguntas sobre quién era esta persona y cómo podía haber llegado ahí».

Germinada la idea reconoce que se plantearon «si era la historia correcta, porque normalmente no son ni personajes ni temáticas que suelen interesar, pero al final decidimos que era algo que teníamos que contar». A esta conclusión llegó viajando en el tiempo hasta su niñez en Proupín, donde durante nueve años lo cuidó su abuela materna mientras sus padres trabajaban. «Me crie en una aldea de 35 habitantes. Eramos muchos niños y mucha gente muy mayor. Y ahora mismo estoy empezando a conocer a la gente con la que vivía cuando yo tenía 8 años, pese a que hace muchos años que ya está muerta. Quizás por ahí hay algo de interés por dar a conocer la historia de este tipo de gente».

La nominación a los Goya de Pedro Díaz no es la única que tiene La Entrega, ya que el actor Ramón Barea es candidato por vez primera a un cabezón por su trabajo bajo la batuta de Díaz y también por Cinco lobitos. Esta doble nominación le alegra especialmente, ya que se deshace en elogios cuando habla de su protagonista: «Otro de los regalos del corto es haber conocido a un histórico del cine español que además está recibiendo un montón de premios con este trabajo. Ahora es un amigo más».

En plena cuenta atrás para los Goya, Pedro Díaz agradece todo el reconocimiento que está cosechando La Entrega y recuerda con mucho cariño y agradecimiento el primer premio: el del público del festival de Cans. «Fue una chispa superbonita», recuerda. Sin embargo, también tiene ciertas ganas de pisar el freno: «Esta es una queja de ricos, pero quiero dejar de regodearme en lo bien que están saliendo las cosas para pensar en lo siguiente, porque hace mucho tiempo que no me puedo sentar a escribir, a pensar en los proyectos que están en el cajón».

«As Bestas parece hecha y dirigida por un gallego. La polémica que generó es absurda»

Con As Bestas como la gran película favorita de los Goya de este año, Pedro Díaz reconoce que la polémica sobre la imagen que puede proyectar de Galicia le pilló sin haberla visto. Y cuando lo hizo sintió la más sana de las envidias: «Es una maravilla y creo que la polémica que generó es absurda. Como gallego, y que además vive en el rural, cuando la vi dije que me parecía hecha, escrita y dirigida por un gallego. Esa historia pasó, las personas pueden hacer esas cosas, pero cuando ocurren no representa a toda una sociedad. Y viendo la película acabas entendiendo a todos los personajes porque es muy duro vivir esas circunstancias durante 40 años, cuidando vacas bajo la lluvia y la nieve sin tener opción de irte. Y mientras tanto convives con una persona de fuera que viene a decirte que el campo es maravilloso pero que mañana puede decir ‘me voy,' coger un taxi y regresar calentito a su pueblo mientras tu te quedas», argumenta.

Como buen cineasta, Díaz ya piensa en dar el salto y dirigir un largometraje aprovechando la proyección que está teniendo La Entrega más allá de los Goya, ya que su trabajo acumula una veintena de premios y pudo verse en los festivales de cortometrajes más prestigiosos. Con todo, la gala española es especialmente golosa para talentos como el suyo, ya que en esta categoría compiten cinco trabajos, «y eso hace que se nos escuche, que vean que somos nuevas voces que estamos ahí, por lo que pueden surgir nuevas posibilidades, incluso nuevas historias». «Como el corto está funcionando podemos explorar más al personaje y desarrollar un poco más la vida de Armando», ese anciano al que un ordenador y la persona que se lo lleva le cambian la vida.