Una peregrina en silla de ruedas denuncia que le robaron y la tiraron a la salida de Melide

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

Jema Sil, con varias compostelas, dice que es la primera vez que la atracan: «Entré en pánico y ahora sigo por carretera»

24 dic 2022 . Actualizado a las 00:43 h.

Jema Sil afronta su quinta peregrinación a Santiago este año en solitario en silla de ruedas. Comenzó hace más de un mes el Camino del Norte, que luego decidó enlazar con el Primitivo y conectó con el Francés. «Hace años pasé un fin de año en el Camino y fue maravilloso, y esta vez quería hacerlo por Navidad», explicaba ayer. Pero este jueves todo se truncó. Eran las ocho de la mañana y salía de Melide siguiendo las flechas. Cuando había rodado durante un kilómetro, en una zona que había muchos árboles, un hombre se le acercó por detrás. «Me dijo: ‘Dame todo lo que tienes o no volverás a sentarte en la silla'. Después, me volcó la silla y me tiró de ella. Tenía un monedero y le entregué lo que tenía por miedo: 100 euros y unas monedas», afirmó todavía muy nerviosa.

Esta peregrina gallega de 49 años —que ahora reside en A Coruña pero vivió en muchos lugares fuera de Galicia—, una vez que consiguió levantarse, regresó a Melide para ir al centro de salud, avisó a la Policía Local y detalla que denunció los hechos ante la Guardia Civil. Ella tiene amplia experiencia en el Camino —«tengo muchas compostelas»—, y señaló que es la primera vez que sufre un robo. «Ya había pasado por aquí años atrás y nunca me había pasado nada. Tampoco nunca pensé que saliendo del pueblo me robaran. Podría ser en la mitad del Camino, pero nada más salir de Melide...», detalló desde Santa Irene (O Pino) bajo una estructura de madera en la que había decidido resguardarse para pasar la noche. Explicó que pocos detalles pudo ver del hombre y eso fue lo que trasladó a la Guardia Civil, confiando en que lo encuentren porque puede estar en cualquier otro punto de la ruta. 

El robo, añadió, la dejó sin dinero puesto que su tarjeta no le funcionó en cajeros que encontró —«en Santiago sí hay de mi caja»—. La noche del jueves al viernes la pasó en Arzúa, donde una persona que conocía le pagó el albergue. «Pasé la noche sin dormir. Y hoy al salir a la calle tenía pánico, no quería meterme por el Camino, así que lo hice directamente por carretera», señaló. «Me dicen: ‘Vuélvase a casa', pero, ¿cómo voy a hacerlo si no puedo coger ni un taxi, ni un autobús, y lo único que puedo hacer es seguir rodando?». Detalló que tampoco quiere ayuda para ello: «No hubiese aceptado que me llevaran. Es mi camino y tengo que rodarlo. [...] Tenía miedo en seguir, pero mi madre y mi Dios me dan fuerza». No sabe si llegará a Santiago hoy o mañana. Eso sí, avisa a las personas que peregrinan solas para que estén en alerta y pide que la vigilancia en la ruta jacobea sea también intensa durante el invierno. «Mi ilusión era pasar la Navidad en el Camino y me la han quitado», sentenció.