El drama detrás de una vivienda turística de Santiago: «¿Cómo devuelvo 100.000 euros si me obligan a cerrar?»

SANTIAGO

Blanca Coromoto, en la vivienda que tiene al lado del parque de Bonaval, y que actualmente está cerrada por mandato municipal
Blanca Coromoto, en la vivienda que tiene al lado del parque de Bonaval, y que actualmente está cerrada por mandato municipal PACO RODRÍGUEZ

Blanca Coromoto, en baja médica, estudia vender su casa, apodada Mama Blanca en Booking y Airbnb, para devolver el dinero de la reforma que llevó a cabo en el inmueble

23 nov 2022 . Actualizado a las 23:55 h.

100.000 euros a devolver en 40 años. Esa es la losa en forma de hipoteca que pesa sobre la espalda de Blanca Coromoto López, de Santiago. De baja médica desde hace años después de un operación de tiroides, una de rodilla en ciernes, y «porque estoy esqueléticamente destrozada», en el 2017 convirtió la casa que compró su padre hace 62 años en una vivienda de uso turístico. Le llamó Mama Blanca, en la calle Costiña do Monte, a un paso de parque de Bonaval, y la convirtió en su salvavidas hasta que en octubre cerró sus puertas después de recibir una carta del Concello de Santiago que le impedía seguir operando. Aunque recurrió, hoy busca cómo afrontar una deuda que «no quiero dejarle a mi hija. Tengo 62 años. La opción que me queda es venderl, pero tampoco puedo deshacerme de ella por nada, ya lo intenté, pero lo que te ofrecen es ridículo. ¿Cómo devuelvo 100.000 euros si me obligan a cerrar la vivienda?».

Cree que la polémica sobre las VUT no casa con la realidad, más aún en la capital gallega, donde afirma que se han convertido en cabeza de turco y en víctimas de un linchamiento público que no cesa. «No somos delincuentes. Esta no es una mina de oro, me saco para pagar la hipoteca y vivir. Hay muchos gastos detrás. Hace unos días me llegó una carta de Hacienda para pagarles 5.000 euros, que tengo que ir abonando mes a mes, porque si no me es imposible». Sobre las voces que dicen que la proliferación de VUT ha noqueado al mercado de alquiler, dice «que no hay pisos es una mentira. Lo que tenemos es miedo porque ya no se respeta la propiedad privada. Parece que los inquilinos tienen derecho a destrozar todo», afirma Blanca Coromoto, que destaca que muchas personas que optaron por montar una vivienda de uso turístico lo hicieron después de «quedarse en paro. Fue una manera de salir de esa situación. ¿Pero cómo competimos contra las grandes inmobiliarias?».

Problemas

Sin los ingresos que le proporcionaba su vivienda, y con la hipoteca y un alquiler que pagar, afirma que en todo momento cumplió con la legalidad vigente: «Lo que nos pidió la Xunta lo hicimos, el Concello vino después. ¿Por qué no son capaces de dar una licencia en tiempo? Cuando hicimos obras en la casa, te daban un permiso provisional. Cuando llegaba el definitivo las obras ya llevaban meses terminadas».

La afectada, con la carta que le remitió el Concello de Santiago para que frenara la actividad de la vivienda
La afectada, con la carta que le remitió el Concello de Santiago para que frenara la actividad de la vivienda PACO RODRÍGUEZ

Afirma que la propuesta llegada desde Raxoi atenta contra el turismo, que define como clave para la ciudad: «¿Cómo se mantiene si no Santiago? El problema es del gobierno, que no tiene un plan de crecimiento». Cree que las VUT están para quedarse porque «es algo que demanda la sociedad, somos personas trabajadoras. Yo he trabajado como peluquera toda la vida. Estamos despreciando al turismo y los turistas no le hacen daño a nadie. Nosotros nos lo hemos trabajado para que Mama Blanca tuviera buenas valoraciones. No es algo que te regalen».

Con problemas de filtraciones de agua en la vivienda, afirma que no puede solucionarlos porque se ha quedado sin dinero: «Mi manera de vivir era esta, y ahora no puedo porque me lo prohíben. No nos pueden meter a todos en el mismo saco. Cumplí siempre con la normativa, estuve dentro de la ley». ¿Vender? ¿Alquilar? ¿Regresar a casa? Muchas preguntas, ninguna tiene una respuesta clara. Mamá Blanca por el momento seguirá cerrada. Quizás para siempre.

«Sacas 800 euros limpios al mes, no ganas 5.000, no te haces rico»

Blanca Coromoto entra en la aplicación de Booking —la principal plataforma que utilizaba para ofertar su vivienda— y muestra los datos de facturación de este año. Desde poco más de 800 euros a 3.000 por algunos meses de verano, cifras a las que afirma que «hay que sacarle lavandería, teléfono, calefacción, hipoteca... Y la fruta, leche, agua o café que les dejas porque la mayoría eran peregrinos. Por lo menos quieres que al llegar puedan beber algo». Afirma que «sacas 800 euros limpios al mes, un sueldo muy normal, no ganas 5.000 al mes, no te haces rico. Y esto exige un trabajo de limpiar a diario, recibir, esperar, quieres que la gente esté contenta. Aquí no te lo regalan, hay que currárselo».