José María Viña Liste: «He querido ser siempre bueno, y bueno, para mí, es ser justo»

irene martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El retirado profesor de Literatura Española de la USC intervino en el quincuagésimo aniversario de la promoción de Románicas

10 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Dio su última clase en el 2014 tras más de 50 años entregado a la docencia. José María Viña Liste, que nació en la Rúa de San Pedro, fue maestro y profesor a tiempo completo: en la escuela, en el bachillerato y en la Universidade de Santiago. «Nunca cogí una baja. Las gripes las pasaba los fines de semana», indica con orgullo. La reciente celebración del quincuagésimo aniversario de la promoción de Filosofía y Letras, sección de Románicas, supuso una «feliz» reunión con sus antiguos alumnos de aquella orla de 1972, ya que Viña Liste, profesor de Literatura Española de la USC, fue invitado en representación del profesorado.

Y en el Paraninfo de la Facultade de Xeografía e Historia, edificio donde habían cursado la carrera aquellos discentes, Viña dio una lección plagada de datos sobre su actividad como enseñante, contextualizada con hechos históricos relevantes de aquel tiempo y mezclada con algunas reflexiones: «Vuestro último curso llegué a dar clase a 619 alumnos. ¡Toda una pequeña facultad! ¡Qué tiempos! Más dos grupos de preuniversitario en el colegio La Salle. Esa masificación hiperbólica no logró desanimarme, sino que fue sumando hasta alcanzar los 12.500, aproximadamente, a los que traté de enseñar durante toda mi vida profesional».

Tampoco faltaron los versos en su apasionada intervención. Y remedando a Neruda inquirió al auditorio: ¿Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos? «Ni el cuerpo ni el alma son los mismos», se respondió el propio orador. Una veintena de personas asistieron a la dorada efeméride. Un puñado de aquellos antiguos alumnos acabarían siendo sus colegas en la Facultade de Filoloxía. Entre ellos, Mercedes Brea, Darío Villanueva, Isabel González, Anxo Tarrío o María do Carmo Rodríguez. Darío fue uno de los que intervino en representación de la promoción, manifestando una profunda alegría, satisfacción y gratitud por el reencuentro; y añadió que la profesión docente es, quizá, el «oficio máis xeneroso» de todos. El profesor Viña, que a los veinte años dio su primera clase en Pancorbo (Burgos), dijo en su última clase cuando se jubilaba: «Hasta ahora me he pasado infinidad de horas de mi vida aprendiendo y enseñando a leer cada día. Estoy convencido de que enseñar a alguien es compartir con él lo que uno sabe y seguir aprendiendo a su lado algo más».

El veterano docente conserva las fichas y notas de sus alumnos, sobre las que hizo estadísticas de aprobados. «También conservo las notas de los exámenes parciales, aunque perdí muchas cosas en el traslado de Mazarelos a la nueva Facultad del Campus Norte. Mi media de aprobados es del 84 % sobre los presentados a examen. Para mí, un profesor que suspende a más del 20 % no es bueno. En los cursos de Comunes, como se les llamaba a aquellos primeros años antes de crearse la Facultade de Filoloxía, no se presentaba alrededor del 30%», sostiene Viña, que dedicaba muchas horas a revisar los exámenes de los muchos alumnos que había en la época. «Yo corregía línea a línea. En cada página de un examen podía hacer hasta catorce anotaciones. He querido ser siempre bueno, y bueno, para mí, es ser justo. Sopesaba mucho tanto a quién suspendía como a quién daba matrícula. Por cierto, tengo recogidas una buena colección de faltas de ortografía», señala.

Gran oyente de radio y lector compulsivo, José María rara vez se duerme antes de las seis de la mañana. «Leí todas las novelas de Javier Marías. Era merecedor del Nobel. Tenía una enorme capacidad de profundizar en el ser humano y sus resquicios. Y Andrés Trapiello es mi escritor vivo más apreciado. Hace novela de su propia vida», indica este profesor vocacional a punto de cumplir 79 años, que escuchó a Neruda leer sus poemas en el Aula Fray Luis de León de Salamanca y se carteó con Sábato. La generación del 27 también figura en su poemario de cabecera.