Residentes de San Paio, en Santiago, protestan por la falta de insonorización de locales de ocio nocturno

o. p. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Aseguran que el Concello ignora escritos que presentan desde hace cuatro años y se quejan de un concierto el domingo

21 sep 2022 . Actualizado a las 00:28 h.

Residentes en la zona de San Paio de Antealtares y O Preguntoiro mostraron ayer sus quejas por los ruidos nocturnos que padecen «por la nula insonorización de algunos locales que funcionan como locales de ocio nocturno y no tienen la licencia correspondiente». Aseguran que comenzaron a presentar escritos de denuncia ante el Concello de Santiago hace más de cuatro años, sin que el ayuntamiento atienda sus reclamaciones: «Los que se han contestado fue porque el Valedor do Pobo se había metido por medio», indican. El pasado 31 de agosto recibieron la última respuesta desde la institución a sus quejas, indicándoles que requerían al Concello información sobre el caso en 15 días, para actuar al respecto.

Vecinos afectados admiten que desde el ayuntamiento se llegó a comunicar a algunos locales que sus licencias no eran adecuadas, y en otros casos se les ordenó adoptar medidas para reducir el ruido, como la instalación de doble puerta de acceso. Sin embargo, aseguran que los locales no cumplieron y desde el Concello no se actuó en consecuencia.

Aseguran que los ruidos que se soportan en la zona ponen en riesgo la continuidad de negocios de hostelería, como pensiones y apartamentos turísticos, que registran comentarios negativos en Internet por esa circunstancia. Señalan un concierto en la tarde del pasado domingo como «la gota que colmó el vaso», al manifestar que por tratarse de una zona saturada de ruido no podría haberse empleado amplificación. Varios residentes llamaron a la policía, y aseguran que algún propietario amenazó a una vecina.

Durante el verano se presentaron nuevas denuncias vecinales ante el Concello contra cinco locales, por realizar actividades sin ajustarse a la licencia y ocasionar molestias por ruidos a los vecinos, al funcionar con puertas y ventanas abiertas. Cuestionaban la autorización de conciertos con amplificación, «contraviniendo de modo manifiesto la normativa municipal».