Aparcamientos

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

19 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacía por lo menos una docena de años que no paseaba por el campus sur. No pude evitar la añoranza de mis tiempos de estudiante cuando no había coches, ni tampoco pude evitar el lamento porque ninguna corporación municipal se atreva a hincarle el diente a un problema muy enquistado y que solo se resolverá a la brava —a veces hay que tomar decisiones drásticas— y a la europea: para volver a peatonalizar el campus no queda otro remedio que construir un gran aparcamiento en las afueras con una tarifa diaria muy barata y autobuses lanzadera a cada poco. Solución que tendrá que ir paralela al abaratamiento de los transportes públicos y al encarecimiento del privado, aunque esto es otra historia. Así se hace en la Europa desarrollada, e incluso así tienen problemas ante tanto coche.

Tirando de ese hilo, en Gran Bretaña se están registrando iniciativas regionales para recuperar o modernizar el servicio de trenes de cercanías. O sea, no hay que perder tiempo ya que la crisis energética no va terminar pasado mañana, de modo que los concellos de la comarca compostelana, con Santiago a la cabeza, harían muy bien en encargar un informe serio, sentarse y empezar a ver por dónde tirar.

En otras palabras, se impone tratar de recuperar el servicio de cercanías desde Padrón (y estaciones intermedias) y desde Sigüeiro, porque son enclaves de donde cada día arrancan cientos de coches hacia la capital. Y en efecto, ese tren no va a parar en la estación subterránea del Obradoiro ni en el aparcamiento de As Cancelas, de manera que, como en toda Europa (y en Pontevedra), tocará andar, algo muy sano.

Esto es lo que hay. ¿Le gusta? Estupendo. ¿No le gusta? Da igual: la realidad es lo que va a imponer.