Triste desenlace para Denis, que vivía en los soportales de la Acibechería de Santiago

L. Blanco SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Denis nunha imaxe recente nos soportais de Acibechería.
Denis nunha imaxe recente nos soportais de Acibechería. Carmen Rabuñal

El hombre, que se encontraba enfermo, falleció este lunes camino del hospital

19 sep 2022 . Actualizado a las 23:29 h.

En la calle y enfermo. Así es como Denis pasó sus últimos días. Los soportales de la rúa de la Acibechería se habían convertido en el hogar de este hombre, que arrastraba una delicada situación de salud y que falleció este lunes camino al hospital.

Sin embargo, las dificultades que afrontaba día a día sobre el asfalto no hicieron mella en su carácter tranquilo. Natural de Madagascar pero ciudadano francés, consiguió ganarse la simpatía de muchos compostelanos para los que la vía era zona de paso, entre los que también había habituales que se acercaban con frecuencia para prestarle su ayuda o llevarle comida. Y es que para los vecinos, Denis ya se había convertido en un amigo, pues los que lo conocieron aseguran que era imposible no cogerle cariño.

Su rutina comenzaba en la plaza de Cervantes, hasta donde se desplazaba cada mañana, para luego volver a los soportales que se habían transformado en su dormitorio. En cambio, durante el último mes, Denis ya no era capaz de hacer ese recorrido ni de moverse. «Quedaba na Acibechería, ía dende os soportais ata o banco de enfrente e agora levaba cinco días que xa nin iso, tiña unha infección nunha perna polo que non daba chegado aos sitios», cuenta una de las vecinas que lo ayudaba habitualmente. Unos problemas de salud que eran más que notables en su aspecto: «Vías o deterioro del, como lle ía cambiando a cara, esa dor que tiña», añade.

Aunque Denis tenía familia —dos hijos y una hermana— esta vivía en Francia. Por lo que, además de la gente, su perro Amigo fue su inseparable compañero hasta hace poco más de un año, cuando falleció. Después, le regalaron a Belle, una cachorra de pastor alemán, que desapareció un día antes del fallecimiento del dueño y a la que algunos santiagueses también paseaban, ya que su estado no se lo permitía.

Los servicios sociales de la ciudad no eran ajenos a la situación de este hombre y acudieron en varias ocasiones para atenderlo, aunque negaba el auxilio. No obstante, los vecinos coinciden en que se podía haber hecho más. «O que máis nos doe é o fracaso das institucións, porque era unha persoa que estaba tirada na rúa e morrendo coa dor». Su historia recuerda a la que comparten otras personas que buscan refugio en las calles de la capital autonómica, como los que se cobijan en la dársena de Xoán XXIII, aunque en este caso, aquellos que le prestaron su apoyo se quedan «coa satisfacción de que polo menos Denis puido morrer acompañado».