Thor Rodríguez: «La hostelería está llena, pero con costes disparados y pagando los ICO del covid»

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El presidente de Hostelería Compostela sostiene que «faltan estrategias para que el turista vaya más allá de la Catedral»

28 nov 2022 . Actualizado a las 20:01 h.

Thor Rodríguez es el primer presidente de la Asociación Hostelería Compostela que forma parte del colectivo de socios que tiene un establecimiento de ocio nocturno, ubicado, además, junto a la praza do Obradoiro. Su posición es ideal para analizar cómo está siendo el verano turístico.

—Se quedó corto en sus previsiones y, aún así, en el sector hostelero de Santiago dicen que trabajan mucho, pero con menos beneficio. Siempre se quejan.

—Es una queja habitual y que la vivimos desde dentro. Estamos llenando los locales y haciendo cajas similares a las del 2019, pero con unos costes superiores. La luz subió un 50 %, los productos frescos, un 20 % más. La hostelería subió un poco los precios, pero nunca en función del sobrecoste. Estamos pagando los costes de la pandemia. Los créditos ICO que evitaron muchos cierres se están pagando desde abril.

—¿Sin esos ingresos altos estaríamos hablando de cierres?

—Afortunadamente tenemos una buena campaña que nos permite afrontar estos costes, aunque sea con una rentabilidad menor.

—¿Temen cierres tras el verano?

—Tuvimos muchos en la pandemia y puede volver a pasar. Estamos en una situación delicada, con costes disparados. Caminamos al borde del abismo. Habría que subir precios, pero no se puede porque no entrarían clientes.

—¿Traen la cartera suelta?

—Hay turismo de todo tipo. El Camino tiene esa magia de llenar albergues y hoteles de cinco estrellas. Dudo que haya un producto turístico en toda Europa con estas características. Se llena el de bocadillos y el estrella Michelin. Los hosteleros comentan que la situación es similar a la del 2003, cuando la gente empezó a recortar porque se veía venir una crisis. Se fabrican menos postres y, donde se vendía una botella de vino, ahora una copa.

—Se confirma que al cliente la cuenta le sube por el postre.

—El postre y el vino.

—Septiembre será un buen mes, pero se habla de recesión.

—Santiago es una ciudad privilegiada. Hay un miedo generalizado, y los datos económicos del primer trimestre del 2023 son de recesión, así que no estamos en el mismo escenario del 2003. Pero creo que Santiago se salvará por los congresos, que se retoman en octubre y noviembre. La ocupación será alta.

—¿De un turismo de calidad?

—Desde septiembre, y sobre todo por el turismo de congresos, que llega cuando estamos entrando en la temporada baja. La alta casi llega a finales de octubre. Los congresos nos van a dar vida. Es un turismo centrado en la cultura, en la gastronomía, en la historia. Tenemos unas instalaciones de gran nivel. Somos la ciudad con el mayor número hoteles de cinco estrellas de Galicia. Hay que explotar este potencial.

—¿Qué debe hacerse para alargar las estancias del turista?

—Tenemos una historia maravillosa que no se está aprovechando. Falta información para diseñar planes de turismo, y es difícil acceder a la que hay. Las pernoctaciones son bajas y se centran en unos meses. Santiago se puede visitar en invierno. Hay que analizar cómo afecta el turismo a la ciudad. Lo vimos en San Pedro. Somos la industria más importante de la ciudad, pero no podemos afectar al ciudadano que vive en ella. No podemos llegar a ser un parque temático. Hay que sentarse con vecinos, comerciantes y hosteleros, y diseñar medidas.

—¿Falta un plan?

—Hay que potenciar lo que hay en la ciudad. No es normal que el turista no visite las increíbles escaleras barrocas del Museo do Pobo o Bonaval, con unas vistas espectaculares. Los turistas no se están llevando la esencia de Compostela. Se quedan con la Catedral, con el suvenir. Antes el turista no visitaba la Praza de Abastos. Hay que diseñar estrategias para que el flujo de turistas vayan más allá de las cuatro calles que rodean la Catedral.

«La asociación ya no está en concurso de acreedores»

Thor Rodríguez llegó en julio del 2021 a la presidencia de Hostelería Compostela. «A ratos parece que fue ayer y en otros momentos tengo la sensación de que fue hace mucho. Pasaron muchas cosas este año», subraya.

—Una de las patatas calientes que encontró fue la situación económica de la entidad. ¿Cómo están ahora las cuentas?

—Ya no estamos en concurso de acreedores. Pagamos muchas de las facturas y no tenemos deuda con la mayoría de las administraciones. Los problemas son por los juicios del pasado, que se consideran deudas. Son sanciones de las Administración, pero hasta que tengamos sentencia firme no es una deuda real. No hay deuda con la Seguridad Social ni con el Concello.

—¿Siente el apoyo de los socios?

—Sí. En la última Asamblea se dieron más altas que bajas. Somos 609 socios, puede que alguno más por altas recientes. Es la segunda asociación más grande de Galicia y la más antigua. Más allá de polémicas, siguen creyendo en ella, y por eso está en pie.

—El sector se queja de falta de personal. ¿Volverán los cursos para nuevos trabajadores?

—En octubre del año pasado recuperamos la actividad formativa para actualizar a socios y sus empleados. Estamos trabajando en ello, y nos hemos reunido con instituciones interesadas en aportar capital humano para los cursos. Es una tarea pendiente, formar personas para cubrir puestos que fue difícil cubrir este año.

—¿Se sigue buscando personal? En pleno verano hay locales con horario reducido.

—No es un problema nuevo, se viene arrastrando desde antes de la pandemia. Es un reto volver a enamorar a la gente para que quiera trabajar en hostelería.

—¿Enamorar? Mejores condiciones y sueldo.

—Se está pagando por encima de convenio. No quiero dar nombres, pero hay locales que van a mantener a su plantilla de verano porque prefieren pagar ese coste en invierno y asegurarse al personal. Se ofrece estabilidad, que es necesaria también en nuestro sector.

—Es un gran paso, pero en el sector hay mucha precariedad, contratos irregulares...

—Sin duda, pero hay una larga lista de locales que están ayudando a conciliar a sus empleados. Hosteleros que hacen unos horarios estrictos para poner fin a las horas extras. El tejido hostelero de Santiago es básicamente de autónomos-trabajadores que quieren conciliar con sus familias. El cambio se está dando. Y sabemos que hay abusos que no apoyamos. Nuestro activo no es solo tener un local bonito y bien situado, sino también, y es muy importante, un personal que es la cara del local.