Del Sáhara a Santiago: Vacacións en Paz regresa para demostrar «que a xenerosidade e os afectos non teñen fronteiras»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El programa Vacacións en Paz ha retomado su actividad tras el parón de la pandemia con 184 pequeños en acogida. La reunión en Santiago se ha convertido en un acto reivindicativo y crítico con el cambio de posición del Gobierno respecto al Sáhara: «Marruecos culpable, España responsable»

21 ago 2022 . Actualizado a las 15:50 h.

La familia de Aia vio un anuncio y decidió acoger. Siempre les había interesado. Son primerizos en un programa, el de Vacacións en Paz, que ha traído a Galicia a cerca de 7.000 pequeños saharauis. Un total de 184 han venido este verano y regresarán el próximo 4 de septiembre al campamento de refugiados de Tindouf, en Algeria. 

Mónica, de Mos, es otra de las que se estrenan en este programa solidario. Es la primera vez que acoge. «Es una pena que no haya más familias acogedoras, porque los niños son niños del mundo y son todos iguales y todos tienen que tener las mismas oportunidades» dice en el gran encuentro en la plaza del Obradoiro, que se ha convertido este domingo en el epicentro reivindicativo de una «solución política» para la situación del Sáhara y en un acto crítico con el cambio de posición del Gobierno español con respecto al Sáhara.

Mientras Mohamed VI apreciaba la posición «clara y responsable de España» (que ha optado por apoyar el plan de autonomía frente a las reclamaciones de independencia del Frente Polisario) en el Obradoiro se escuchaban gritos de «Marruecos culpable, España responsable».

«Os nenos e nenas saharauis que estades hoxe nesta praza sodes a mellor ferramenta que temos para dar a coñecer a inxustiza que se segue cometendo co pobo saharaui». Maite Isla, presidenta de la Solidariedade Galega co Pobo Saharaui, explicaba a los pies de la Catedral que quizá lo más importante sea el regreso de los 184 pequeños y pequeñas que han pasado este verano en Galicia. «O día máis importante para min non é cando chegan os nenos, e cando marchan, que marchen contentos, felices de poder estas coas súas familias».

«Repetiremos». La familia de Aia explica que la adaptación no ha sido complicada. «Ao chegar xa se desenvolvía para as cousas máis básicas e é moi sociable. Cos nenos moi ben, pásano pipa». Durante las últimas tres semanas se han comunicando por gestos y la pequeña ha aprendido muchas palabras (incluso frases completas) y que para cuestiones más elaboradas, como explicarle procedimientos médicos, siempre está el Google Translator. 

La reunión del Obradoiro ha sido también un punto y final a dos años en los que, como para tantas otras cosas, la pandemia ha supuesto una pausa forzada. «É unha alegría vernos aquí de novo», decía Jacobo Rey, director xeral de Familia, que recordaba como hace unos meses reiniciaban un programa que «tantos éxitos deu e fixo tan felices a tantos nenos»

Vigo sigue siendo el concello que acoge a más niños y niñas saharauis dentro de este programa, pero Santiago no se queda muy atrás, explicaba Maite Isla. Una ciudad «libre e aberta» que reconoce «a xenerosidade das familias acolledoras e o tesón da organización». Mercedes Rosón, alcaldesa en funciones,daba la bienvenida a docenas de familias que se convertían en ejemplo vivo de los «valores máis fundamentais de solidariedade» y recordaba que «a unha parte importante da sociedade e do noso país sufrimos pola falta de solución» del problema con el Sáhara. 

«Grazas por demostrarnos un ano máis que a xenerosidade e os afectos non teñen fronteiras», decía Mercedes Rosón en una abarrotada plaza del Obradoiro. El objetivo es, recordaba Jacobo Rey, que «dentro dun ano nos vexamos todos aquí» y dar un respiro de las durísimas condiciones en las que viven en los campos de refugiados.