De ganar la Copa de España al último viaje del Santiago Futsal en dos furgonetas

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

La plantilla dio hasta la útima gota por el club

06 ago 2022 . Actualizado a las 22:59 h.

El Lobelle de Santiago llegó a la cima del fútbol sala con el título de Copa conquistado en el año 2006 en Zaragoza. También ganó la Recopa, en casa, un torneo oficioso pero de altísimo nivel. Decidió una genialidad de Betão en la prórroga frente el Benfica de Ricardinho. Aquel equipo fue capaz de discutir la supremacía a los mejores del mundo. Y no es una exageración. Más adelante, y ya sin tantas figuras en sus filas, se hizo con la Supercopa. Por el camino fue tejiendo una cantera envidiable, capaz de alzar la Copa de España en Granada. Forjó jugadores como Pola, Aicardo y Diego Quintela que alcanzaron la internacionalidad.

Mientras José Antonio Lobelle garantizó el equilibrio económico el club fue una alternativa de poder. Cuando se le fueron las cuentas de las manos empezaron los problemas. En el 2015, ya con Ramón García al frente, salvó un proceso concursal en el que entró con una deuda de 1,8 millones de euros y salió con la mitad. Quizás entonces lo más razonable hubiese sido apagar los motores y empezar de cero con un nuevo proyecto. Pero era tanto lo conseguido que renunciar suponía ir contra una de las señas de identidad del club, la de no resignarse nunca.

El equipo ha escrito sus últimas páginas en Segunda División B. Pero ese colectivo estuvo integrado por héroes que pelearon por su suerte y por la de la entidad hasta la última gota de sudor y empeño.

En un momento difícil de la temporada, los jugadores se conjuraron para buscar el ascenso. Lo pusieron todo de su parte sin una sola queja, a sabiendas de que la falta de liquidez estaba pasando una cara factura. Las reuniones en el piso que compartían varios de los integrantes del equipo, las quedadas para tomar la tortilla en Pelamios...

Ahí el impulsor fue uno de los últimos en llegar, Simón. Se comprometió a pagar una ronda si conseguían eliminar al Arroyo. Y esa iniciativa se mantuvo ya durante todo el play off.

El último viaje, a Murcia, con el ascenso en juego, es indicativo de la realidad del Santiago Futsal. No había dinero para un autobús. A duras penas el club consiguió un par de furgonetas, una de ellas sin aire acondicionado, en una de las primeras olas de calor del estío. La entidad luchó hasta donde pudo, probablemente por encima de sus posibilidades.

Una vez consumada la imposibilidad de inscribir al primer equipo, Compostela Aberta ha emitido un comunicado público en el que carga con dureza contra el Concello: «Non resolveu as axudas de 2021 ata xullo de 2022, e no caso do Futsal non chegou a abonala porque o club mantén débedas con Facenda que tería saldado en maio no caso de ter cobrado a subvención a tempo».

En otro apartado carga las tintas sobre la concejala de Deportes: «Esther Pedrosa era moi consciente da situación do Santiago Futsal, e non fixo absolutamente nada para axilizar o pago dos 65.000 euros que o equipo tiña concedidos para 2021, aos que deberan sumarse outros 54.000 euros correspondentes a 2022».

En la última década, cada temporada era un sinvivir. Pero el club conseguía ir sobreviviendo. Salvó las etapas más duras del convenio concursal y, paradójicamente, cuando empezaba a atisbar la orilla se quedó sin luz.