Carlos Juiz: «Me enamoré de Cáritas en cuanto conocí sus programas asistenciales»
SANTIAGO

El nuevo director de la división interparroquial de la oenegé en Santiago advierte de que «la mayoría de la gente cree que solo damos de comer»
01 ago 2022 . Actualizado a las 15:01 h.Llegó a Cáritas hace cinco años y enseguida se convirtió en un voluntario que dedicaba muchas horas a la entidad. Carlos Juiz Díaz (O Incio, 1959) acaba de ser ratificado por el arzobispo compostelano, Julián Barrio, director de Cáritas Interparroquial de Santiago, tras el reciente fallecimiento de Luis Calviño: «Mis primeras palabras quiero que sean para Luis, que en este tiempo fue para mí un verdadero maestro». Jubilado de banca, católico practicante y viudo con dos hijos y un nieto, Juiz accede al cargo «lleno» de ilusión. «La gran mayoría de la gente cree que lo único que hacemos aquí es dar de comer, cuando posiblemente sea lo que menos hacemos. Claro que atendemos necesidades básicas y urgentes de personas vulnerables (alojamiento, recibos de agua y luz, ropa, alimentos, gafas, etcétera); pero también damos cobertura a niños y adolescentes, familias monoparentales y personas en soledad. Y tenemos un programa de empleo que queremos fomentar al máximo», tal como explica Carlos Juiz.
La Interparroquial de Santiago cuenta con nueve profesionales contratados y más de doscientos voluntarios. «Más de la mitad son jóvenes a los que nunca agradeceremos bastante que sacrifiquen buena parte de su tiempo. Así que quiero hablar con todos ellos, aunque debería decir ellas, para saber cómo están, qué piensan y si están a gusto. Los hay que están de dos o tres organizaciones, pero quiero que Cáritas sea su primera opción. También es importante contar con savia nueva y joven para los puestos directivos, porque la simbiosis perfecta está en combinar juventud con experiencia», según advierte.
El nuevo director de Cáritas Interparroquial llegó al voluntariado después de ver cómo atendían a su mujer durante la enfermedad personas generosas. «A partir de ahí sentí la necesidad de devolver a la sociedad algo de mí tras haber disfrutado de una vida cómoda, a pesar del fallecimiento de María Jesús. Hay muchísima gente necesitada y yo me veo en la obligación de echar una mano», confiesa Juiz, que, sin embargo, ya había realizado tareas solidarias en el ámbito de su empresa. «Daba clases de economía básica al secretariado gitano y en diversos centros educativos. Eran nociones prácticas sobre cómo ahorrar, hacer un presupuesto de gastos, pedir un crédito, usar una tarjeta bancaria y cosas así», indica Juiz, que reconoce haberse enamorado de Cáritas en cuanto conoció de primera mano sus obras y sus programas asistenciales.
Los niños y el empleo son las prioridades sobre los que fundamentará su proyecto. «Es de trascendental importancia que los niños vean cosas nuevas fuera de casa, que abran la mente y no se queden en su pequeño círculo, que puedan estar y reír con otros niños. Pienso que son más vulnerables que los adultos, de ahí que debamos darles herramientas y entornos sanos y abiertos. En cuanto al empleo, es esencial para que la persona pueda ser autónoma y libre. Es la filosofía de Cáritas. Debemos mejorar la formación, porque la sociedad hoy demanda diversos puestos en hostelería y otras actividades manuales», concluye Juiz.
La Inter, como la llaman los de la Casa, gestiona un presupuesto anual de 600.000 euros. La Xunta aporta 120.000, el Concello 100.000, la Diputación 5.000 y Caixabank 10.000. «Son buenas cifras, pero necesitamos tener pulmón suficiente para atender a tiempo las necesidades asistenciales», advierte. Las limosnas de las misas del primer domingo del mes ascienden a 150.000 euros al año, con una aportación «muy significativa» de la Catedral, el 40 %.