Santiago tendrá que soportar otros tres años la obsoleta depuradora de Silvouta

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

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Imagen virtual de la futura depuradora, que se mantendrá en Silvouta
Imagen virtual de la futura depuradora, que se mantendrá en Silvouta Cedida

La obra de la nueva no arrancará hasta julio del 2023, para concluir a finales del 2025

05 jul 2022 . Actualizado a las 00:29 h.

Después de casi tres lustros de debate sobre su ubicación, de estudios ambientales sobre las dos opciones que se llegaron a barajar y de haber perdido la posibilidad hasta en dos ocasiones de contar con fondos europeos, la construcción de la nueva estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Santiago está encaminada desde febrero. La firma entonces del convenio entre Acuaes (la sociedad estatal encargada de la gestión de las cuencas hidráulicas), la Xunta y el Ayuntamiento puso las condiciones para su ejecución, pero la obra no arrancará de momento. Todavía falta un año.

La sustitución de la actual planta por una instalación moderna y adecuada a las necesidades de la ciudad no empezará hasta julio del próximo año. Según Acuaes, el proyecto constructivo aún está pendiente de aprobación. Todavía ha de terminar la primera parte del expediente de información pública y aprobarse la declaración de impacto ambiental, que no concluirá hasta abril del 2023.

Finalmente no valió el trámite ambiental simplificado que pretendía CA en el 2018, cuando planteó desechar el proyecto de O Souto y mantener la EDAR en Silvouta. El tamaño del futuro equipamiento hizo necesaria la tramitación ordinaria y eso es más tiempo. Bastante más, aunque también está pendiente la expropiación del suelo preciso, ya en marcha.

El proyecto y su acometida eléctrica requieren expropiar 14.783 metros cuadrados de propiedades particulares, que se completarán con aportaciones públicas, mayoritariamente del Concello de Santiago (38.120 metros cuadrados), aunque también de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (1.396) y del Ayuntamiento de Ames (47,82).

En el caso de anticiparse la puesta a disposición de los terrenos a través de un acuerdo con los propietarios, los plazos podrían reducirse unos dos meses, pero, en ningún caso, la nueva planta estaría disponible antes de agosto del 2025. Ahora mismo, sin prever ese posible adelanto, la fecha fijada se sitúa en octubre de ese año, lo que significa que la ciudad tendrá que convivir con las limitaciones de la actual EDAR —obsoleta y con su capacidad superada— todavía tres años más.

La actual: cuarenta años activa

La actual EDAR empezó a funcionar a finales de 1982 y se amplió en 1992, aunque en el 2015 recibió una inversión de unos cuatro millones de euros para mejorar su capacidad de tratamiento.

Después de varios años enredando con su ubicación, la depuradora se quedará en Silvouta, el emplazamiento inicial previsto por el bipartito (PSOE-BNG) en la primera década de este siglo y que el PP desechó por O Souto cuando llegó a la alcaldía en el 2011. Compostela Aberta (CA), contraria a esta última localización, acabó por asumirla como irremediable cuando en el 2015 una sentencia tumbaba el estudio de impacto ambiental de Silvouta, pero en el 2018 planteó volver a esa ubicación, aprovechando un terreno anexo a la actual planta para facilitar su sustitución sin alterar la prestación del servicio.

Esa solución no afectaba al terreno cuya declaración ambiental fue anulada por el Tribunal Superior de Xustiza —el proyecto original socialista situaba la planta a la misma altura, pero al otro lado del río— y fue la que finalmente se impuso, aunque el tiempo invertido en ese proceso conllevó la pérdida de la segunda oportunidad de lograr financiación europea.

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia aprobado por la UE a raíz de la pandemia volvió a meter el proyecto en el tren europeo. De otra forma habría que repercutir su coste sobre el recibo de los compostelanos. Y no es poca cosa. La obra, con el primer año de gestión, ronda los 56 millones (sin IVA), de los que el Gobierno central asumirá el 65 % (36,58 millones como tope) con cargo a esos fondos europeos. La Xunta pondrá 10,8 millones (una cantidad fija en su caso) y el Ayuntamiento asumirá 8,8, además de 1,8 del IVA de su parte. Lo que sí tendrá que decidir la próxima corporación local es si el Concello encaja su parte en sus presupuestos o lo repercute en los recibos.

 

Las estancias de tratamiento estarán cubiertas para minimizar ruidos y olores

Semienterrada y con las estancias de superficie cubiertas, para minimizar ruidos y olores, la nueva planta ocupará menos espacio que la actual, lo que permitirá también, junto con su diseño, reducir su impacto paisajístico, que se suavizará además con vegetación en su entorno.

Así será la nueva planta de tratamiento de aguas residuales, que en parte se construirá sobre los terrenos que ocupa la actual, a la que sustituirá según un proyecto planificado por fases y cuya construcción arrancará en los terrenos anexos al equipamiento ya existente para ir reemplazándolo sin que deje de prestar servicio en ningún momento.

Todo ese proceso requerirá veintisiete meses y medio, el tiempo por el que se ha adjudicado la ejecución de un equipamiento proyectado con capacidad para dar servicio a una población equivalente a 277.000 habitantes y que permitirá pretratar la totalidad del caudal que llega por el emisario del río Sar en época de tormenta, asegurando así un vertido compatible con la calidad ambiental que requiere el cauce.