Juan Lema: «Santiago considera su universidad un regalo que no precisa cuidar»

Irene Martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Sostiene que en la USC hay una clase media que «se desenganchó» de la investigación

28 jun 2022 . Actualizado a las 11:35 h.

Los retos tecnológicos en la producción y almacenamiento de energías renovables es el tema que aborda desde hoy en San Roque el ciclo Avances de la Real Academia Galega de Ciencias, cuyo presidente es Juan Manuel Lema Rodicio (Santiago, 1949). «Hoy los asuntos relacionados con la energía preocupan mucho, pero la sociedad tiene un cierto despiste, porque no es consciente de la transformación que se ha producido en este campo en los últimos quince años. Los acontecimientos geopolíticos y energéticos, que entraron directamente en nuestros bolsillos, señalan que las energías verdes son, además de renovable, la alternativa económica y estratégica», según advierte Lema, catedrático emérito de Ingeniería Química de la USC.

En el siglo XVIII, se quemaba la madera; en el XIX, el carbón; y en el XX, el petróleo. «Por tanto, en el XXI la idea es no quemar nada, en eso consiste la descarbonización. Y tenemos que desarrollar las energías renovables porque estamos buscando soluciones a problemas. Las eólicas, hace veinte años, no eran factibles; pero hoy son la primera fuente de generación en algunos momentos; igual que la solar, que hace solo cinco años era carísima», tal como añade el experto. El curso de esta semana, que coordina el propio Lema, también se detendrá en el almacenamiento de la energía: «La acumulación es otro desafío, igual que el hidrógeno verde —otra revolución—, aunque hoy es algo con mucho riesgo por falta de conocimiento e infraestructuras, pero es una apuesta de futuro y un camino que hay que andar. También requiere desarrollo industrial el biometano, a pesar de ser una tecnología madura».

Galicia no tiene combustibles fósiles —añade el profesor—, pero sí viento de calidad, recursos de materia orgánica y sol. «Santiago tiene 2.000 horas de sol y A Coruña, 1.900. Pero contrariamente a lo que pudiese parecer, Vigo no tiene muchas más, 2.300, las mismas que Girona. Claro que Galicia puede ser una potencia en el campo de las energías limpias. Y la eólica marina es imparable, por su potencial y su demostrada capacidad productiva», según destaca.

El profesor Lema es uno de los impulsores del CRETUS, el quinto centro singular de la USC, dedicado a la investigación en tecnologías ambientales y que ya espera la acreditación de la Xunta para ser centro de referencia. «Mi vida académica siempre estuvo muy orientada hacia la empresa, buscando soluciones industriales desde los procedimientos científicos», advierte con satisfacción. De su ciudad le gusta todo —el ambiente cultural y cosmopolita, las infraestructuras y zonas verdes—, pero señala una carencia: «Santiago tiene una joya con la universidad, pero la ciudad no mima su universidad; la considera un regalo que no precisa cuidar. Por otra parte, en la USC hay una clase media que se ha desenganchado de la investigación por no haber sabido adaptarse tras la crisis económica de principios de la pasada década. Sin embargo, hay grupos latentes que convendría resucitar». La buena noticia para el emérito es la renovación que se ha producido en los últimos cuatro años con la «incorporación de doscientos profesores ayudantes doctores», aunque «echa en falta» una política de atracción y retención del talento. «Los instrumentos son correctos, pero falta intensidad», concluye.

Este inquieto santiagués del barrio de Conxo, cuyas estancias principales como investigador las hizo en Toulouse, Lille y Barcelona, celebra la creación del biopolo de A Sionlla como una «decisión inteligente» que se debe respaldar. «En Europa y mucho menos en Santiago se van a hacer fábricas de gran tonelaje, pero la ciudad puede aportar empresas especializadas con capital humano cualificado, produciendo bienes y servicios con alto valor añadido», indica.