La Universidade de Santiago experimentó con 18.656 animales en el 2021: estas son las especies utilizadas y su nivel de sufrimiento

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Su uso se limita a cuando no hay alternativas; adherida a un acuerdo europeo de transparencia, la USC publica hasta el umbral de malestar

18 jun 2022 . Actualizado a las 00:51 h.

«A sociedade estanos dando unha licenza para usar animais porque entende que serven para acadar unha grande mellora da nosa calidade de vida a da dos propios animais». Anxo Vidal, profesor de la USC y responsable del acuerdo de transparencia en experimentación animal, demuestra así el respeto y las garantías que se siguen en el trabajo científico con animales. Una experimentación en la que se utilizaron en el 2021 un total de 18.656 animales, la gran mayoría, 13.014, ratones. La cifra es superior a la del 2020, cuando se frenaron muchos proyectos por la pandemia, pero inferior al 2019 (23.540). Y es que la tendencia de los científicos es buscar alternativas que permitan no recurrir a animales, aunque el camino para erradicar la experimentación con estos seres vivos aún es largo, «vanse dando pasos, xa non se usan para investigar sobre toxinas mariñas, deixáronse de usar mamíferos, melloran as súas condicións... pero ata chegar á substitución completa aínda queda», admite Vidal. Y es que detrás de avances tan importantes como las vacunas contra el covid está la experimentación con animales. 

Lo que sí se puede hacer es garantizar el menor sufrimiento de los animales y tratar de que estén en las mejores condiciones de habitabilidad. Es lo que buscan en el Centro de Biomedicina Experimental (Cebega), en el campus vida, casi seis mil metros cuadrados de instalaciones «das máis complexas e custosas da investigación». La USC tiene otros tres centros autorizados para albergar animales, el acuario de Bioloxía; y un acuario y un animalario en el campus de Lugo.

En total, más de 18.000 animales utilizados en el 2021 en 51 proyectos autorizados. Además de ratones, en estos laboratorios también se usaron ratas (2.146), conejos (70), peces cebra (494) y otros peces de consumo humano (2.932), en concreto rodaballo, lubina y lenguado. ¿Y para qué tipo de investigaciones se usan? Depende mucho de la especie, pero en general el 71,6 % de los individuos fueron para investigación básica, el 28,2 % para ciencia aplicada y un 0,1 % para formación. En investigación básica hay un área destacada, los proyectos sobre el sistema endocrino y el metabolismo, en los que se utilizaron el 63,3 % de los animales. Dentro de la aplicada el uso mayoritario, más del 51 % de los individuos, fueron para investigar enfermedades de los propios animales, pero también se destinaron a proyectos para avanzar en enfermedades nerviosas y mentales, cáncer o patologías del desarrollo. 

¿Cuánto sufren?

Los informes de transparencia dan a conocer estos datos con el fin de reducir al máximo el malestar de estos animales. Un 15,7 % tuvieron un sufrimiento severo, por ejemplo el que se produce cuando se induce un tumor. Casi el 57 % experimentaron un sufrimiento leve y un 22 % moderado. El 5,4 % restante fueron sometidos a un procedimiento bajo anestesia general y ya no recuperaron la consciencia. Hay además un criterio de punto final, es decir, cuando se considera que el nivel de sufrimiento puede ser excesivo, se sacrifican. En la mayor parte de los casos con CO2, para que no tengan dolor. 

En la planta baja del Cebega, un moderno edificio próximo al Cimus, se trabaja con los roedores. Lo hacen en unas condiciones totalmente estériles. Todo está controlado, la superficie que necesitan los ratones para no estresarse, horas de luz y oscuridad, la temperatura, el tipo de pienso, el enriquecimiento ambiental que se introduce en las jaulas para que se entretengan y críen... Son animales que contribuyen al progreso y al bienestar de la sociedad. Tras formar parte del proyecto de investigación se sacrifican, pero no por ello, insisten, han de sufrir más de lo imprescindible.