La reactivación del turismo impulsa la apertura de comercios en el casco viejo

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Media docena de negocios de regalos y recuerdos abren entre Orfas y la Algalia

21 abr 2022 . Actualizado a las 23:56 h.

En el casco histórico de Santiago se están produciendo nuevas aperturas de negocios, aunque todos ellos enfocados hacia el que es el principal motor económico de la ciudad: el turismo. Los nuevos establecimientos son comercios de regalos o de recuerdos dirigidos a los visitantes, e incluso los que se están proyectando tienen a los turistas como uno de sus clientes preferentes. Esta es la tónica que está detrás de todas las iniciativas empresariales que se están fraguando en la zona monumental y se hace especialmente llamativa en las calles que conforman su principal artería comercial, la que conecta las plazas de Cervantes y de Galicia.

Sandra Alonso

De la media docena de nuevas aperturas registradas en los últimos meses, dos se localizan en la rúa das Orfas. Una, ubicada en el primer tramo, es de máquinas expendedoras 24 horas. Y la otra se ha instalado en un local de venta de disfraces que estuvo vacío durante muchos años. El nuevo inquilino de ese bajo es Cousalinda, un establecimiento de ropa que abandonó la Rúa do Vilar para desplazarse a Orfas. En el primer tramo de esta calle se cambió un comercio de ropa informal de mujer, que estaba junto a un frutería, por otro de recuerdos, cuyo escaparate luce ahora lleno de camisetas. Más pronto que tarde terminará la restauración del bajo de la antigua chocolatería Raposo, donde se abrirá un restaurante. También en Orfas está prevista la recuperación del histórico café Derby, que acogerá una cervecería de la marca Estrella Galicia.

Tras la rúa das Orfas, la arteria comercial se adentra en Caldeirería, donde todos los bajos de las viviendas son locales comerciales. Algunos tienen mucha antigüedad, como los dos establecimientos de ropa de ceremonia La Princesa y La Orquídea, y otros más recientes dedicados a la venta de quesos y jamón. En las últimas semanas abrieron tres nuevos negocios. Dos de ellos se dedican a los recuerdos, en los que se venden desde las camisetas de Rei Zentolo hasta las más actuales de Son un Toxo, así como artículos de suvenir más clásicos. El tercer negocio es de comida para llevar en porciones, con la idea de degustar sobre la marcha.

En el Preguntoiro la actividad comercial no ha tenido nuevas aperturas este año. Al contrario, los cierres son cada vez más preocupantes. La plaza de Cervantes no es ajena a la sustitución de comercios que estaban dirigidos a la población en general por otros más orientados al deseo de los turistas de llevarse un recuerdo de Santiago. Es el caso del comercio de suvenir que sustituyó a la Boutique, situada junto a la librería Couceiro.

Otro comercio nuevo dirigido a los turistas es el Ultramarinos Galicia Style, que abrió el pasado miércoles en el bajo de la entrada a la Algalia de Arriba, libre tras el cierre de una antigua droguería. Anxo Prol, responsable de este negocio, apunta que la intención del proyecto es ofrecer al turista un suvenir diferente, vinculado a la conserva, que es uno de los sectores más importantes de la economía gallega. Además, para desarrollar el proyecto Ultramarinos se buscó un local que tuviera detrás una historia comercial, y el de la antigua droguería se adapta a la perfección a esa idea. En el establecimiento se pueden adquirir latas rotuladas con un año determinado, que se rellenan con conservas, caramelos o galletas gallegas. Los envases destacan un evento o el número de peregrinos llegados en ese año concreto a Santiago. Los productos de la marca Nikis completan su oferta comercial.

Más de 25 bajos comerciales vacíos en la arteria principal

Pese a las nuevas aperturas comerciales, en el casco histórico todavía quedan muchos locales vacíos en las calles de su principal arteria comercial. Algunos llevan décadas cerrados y otros perdieron su actividad como consecuencia de los efectos negativos que la pandemia tuvo sobre la economía de Santiago.

En el último año, la rúa das Orfas dijo adiós al estanco Garabal, y con anterioridad otros siete bajos perdieron su actividad sin que todavía hayan captado nuevos inquilinos. Es el caso, entre otros, de una antigua mercería situada en el primer tramo de la calle y del bazar Ibérico, frente al bajo al que acaba de mudarse Cousalinda. También sigue en obras en el número 14 de la calle el local de Raposo, que es uno de los más grandes del casco histórico.

Persianas bajadas en

Caldeirería

 

El mayor volumen de bajos vacíos se concentra en la rúa Caldeirería, donde doce locales esperan inquilinos. En esta calle, el covid se llevó por delante las cafeterías Blu y Serendipia, y el hotel Real, tres de los establecimientos hosteleros de Santiago que no pudieron superar los efectos del cierre obligatorio impuesto para tratar de frenar el contagio del coronavirus. Una panadería y una farmacia fueron otros dos negocios cerrados en los últimos meses, y en unos pocos más dirá adiós la zapatería 7 Días, de Seijas. Todos estos son los últimos cierres de Caldeirería, pero anteriormente bajaron la persiana los almacenes Garabal y la papelería Compostela, ya en las Cinco Calles, donde otro inmueble —que en su día albergó un comercio de electrodomésticos— sigue cerrado a cal y canto. En el Preguntoiro, la situación no es mucho mejor. Hay seis bajos cerrados. Uno de ellos, de ropa de niños —casi llegando a Cervantes—, bajó la verja hace unas semanas. Eso sí, las obras en su interior hacen prever que podría estar en marcha el relevo. En esta calle, el inmueble de una antigua ferretería se mantiene vacío desde hace décadas, y el que fue de un periódico local está a la venta desde hace meses.