La vuelta al mundo del bar Rhin

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Un santiagués y un arousano contactaron mientras uno trabajaba en Brasil y el otro en Birmania y acabaron reabriendo un café en la Rúa Nova

09 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Por muchas vueltas que se le dé, en ocasiones un título y un subtítulo son insuficientes para explicar cómo es posible que algo tan sencillo como contar la historia de la reapertura de un mítico bar en la Rúa Nova de Santiago te pueda llevar desde Japón hasta Birmania, pasando por China y Brasil. Y todo para acabar poniendo mal el nombre del nuevo negocio, que no es Rhin, sino Café Mori. Sorprende todavía más que detrás de todo este amable entramado internacional estén dos treintañeros: un santiagués, Javier Castiñeiras, un experto en negocios internacionales que trabajaba para la oficina comercial de España en China cuando comenzó la crisis sanitaria, lo que le animó a seguir trabajando para Exteriores, pero desde Brasil, donde circunstancialmente se interesó por conocer una producción de café. Javier acabó en Fazenda Mori, en el estado de Paraná, pero no fue por casualidad. La visita se la recomendó a través de una conocida Pedro Tanoira, un vilagarciano inmerso en la industria del café que en su día visitó las tierras de la familia Mori —de origen japonés— y que se quedó fascinado con lo que allí hacían. «Iba a pasar una semana, me ofrecían cama y comida, y al final estuve dos años», explica este sumiller del café, que reconoce que entabló con los propietarios una relación que va más allá de lo profesional.

Cuando se produce ese primer contacto entre Javier y Pedro, este se encontraba trabajando en Birmania para una empresa de su sector: «Tomando cafés», bromea. El caso es que de aquella conexión surgió una semilla emprendedora a distancia que fue a germinar en su tierra con un proyecto para exportar cafés de calidad desde la hacienda brasileña a Galicia, para particulares y hostelería. Arrancaron con un pequeño puesto de venta directa que abrieron en la Praza de Abastos. Ellos hacen la labor logística de importación y el tueste, y también lo comercializan.

Esta semana han dado un paso más con la apertura de un negocio hostelero que se llamará como el producto estrella, Café Mori, pero son conscientes que muchos compostelanos seguirán llamándole el Rhin, de ahí que decidieran que la cristalera sobre la puerta mantenga el nombre original que le puso en los años 60 el primer propietario, José Tarrío, que lo atendió durante cuatro décadas, siendo un referente para los estudiantes y para el ambiente cultural que frecuentaba los teatros de la calle. En la pasada década tuvo una actividad un poco más canalla, enfocada a las copas, y antes de la pandemia cerró sus puertas.

Los dos emprendedores consideraron que el local de la Rúa Nova era perfecto para sus objetivos de servir «el mejor café de Santiago», con permiso de otros negocios consolidados como el Venecia. Le dieron un buen meneo para dejarlo sencillo y agradable para probar unos cafés de un altísimo nivel. Para no bajar el listón se pueden acompañar con productos de Pan da Moa y algunas tartas especiales. Arrancan a las nueve de la mañana y, de momento, ese será su mundo. Allí piensan estar Javier y Pedro, que además de poner un buen café tienen un par de historias que contar que necesitarían más espacio que cuatro párrafos.