Elena Ivaniuk: «Agradezco a Santiago que nos haya acogido con tanto amor»

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La refugiada ucraniana llegó de Kiev en el grupo que trajo Políticas, que multiplica sus actividades antes de partir a Ferrolterra

27 mar 2022 . Actualizado a las 00:08 h.

«Agradezco mucho a España y a Santiago de Compostela que nos hayan acogido con tanto amor. Lo aprecio muchísimo». Son palabras de Elena Ivaniuk en la Praza do Obradoiro, tras soltar al cielo globos azules y amarillos, los colores de la bandera de Ucrania, en una petición simbólica del fin de la guerra. Elena, de Kiev, forma parte del cerca de medio centenar de personas que llegaron a Santiago la pasada semana en la expedición organizada por el equipo de investigaciones políticas de la USC. El grupo pudo sentir ayer el calor espontáneo de un grupo de chicas de un colegio de Sevilla, que comenzaron a jalear el nombre de Ucrania y a fundirse en un abrazo con las refugiadas más jóvenes que terminó en lágrimas emocionadas.

Elena comenta que no tienen tiempo para estar aburridas. Por las mañanas acude a clases de español en la Facultad de Políticas, impartidas por el Centro de Lenguas Modernas de la propia universidad. Con vergüenza, se anima a contar hasta cinco. Valeria Krivoviaz, también de Kiev, se anima en español con un afectuoso ‘hola’, con una alegría que se difumina cuando relata que su marido, militar, se quedó para proteger Ucrania: «De momento no están muy bien allí, y por desgracia, no pinta bien», dice antes de mostrar su esperanza de que su país, con el apoyo del mundo, gane una guerra inútil que espera que pronto termine.

En el Obradoiro, el pequeño Matvey, de cuatro años, es el centro de atención. Sonríe cuando ve dibujada la bandera de Ucrania que portan algunas personas y reparte besos. Mykhailo, el más pequeño del grupo con solo dos años, no acudió a la plaza, porque la siesta es obligada para él, que acude cada día a la guardería de la USC, comenta Erika Jaráiz.

Ella relata el completo programa de actividades de estos días: junto a las clases de español para adultos, los chavales han participado en juegos en Don Bosco. El pasado fin de semana, acudieron a ver el partido de baloncesto del Obradoiro. Tuvieron excursiones para conocer el mar, e incluso visitaron el parque de Bomberos de Santiago.

Han acudido además en grupos a la comisaría de Policía para regularizar sus papeles, y quienes lo han precisado, también al centro de salud. Un par de cumpleaños han reunido al grupo en esta primera semana: «En términos generales, están mucho mejor» que a su llegada. Aunque su pensamiento siga con el país que han dejado atrás, y su esperanza sea regresar allá cuanto antes. A lo largo de la próxima semana, Jaráiz espera que empiecen a desplazarse a los municipios de Ferrolterra donde residirán.

Desde la archidiócesis de Santiago, que a instancias de una petición del Concello de Santiago los acoge desde el pasado día 17 en habitaciones y espacios habilitados en San Martín Pinario y en la casa diocesana de ejercicios, subrayan el buen ambiente de convivencia que se vive y «las sinergias de solidaridad que se han suscitado: cada día se suman voluntarios que aportan ropa, medicamentos, tiempo para organizar actividades de ocio». Unas acciones que los refugiados agradecen permanentemente.

Susana Menéndez: «El trabajo en Medyka es desbordante»

Susana Menéndez y Michael Künstler empezaron a trabajar en Medyka el día 14. Llegaron en autocaravana al paso fronterizo y desde entonces han multiplicado su actividad para ayudar a quienes dejan atrás Ucrania. En este tiempo han establecido múltiples contactos para prestar ayuda en las más diversas tareas, desde la compra de medicinas a la consecución de un desfibrilador o la mediación con personas que buscan un medio de transporte para seguir viaje. Ambos han visto la tragedia de la guerra en las caras de quienes cruzan a Polonia, pero Susana se muestra especialmente impactada por la historia de Oksana: su marido la llevó a ella y a sus dos hijos hasta la frontera y él regresó a Kiev. «Eran una familia con una vida plena que se rompió de golpe. Me impactó porque su dolor representa el de millones de personas». Seguirán trabajando en Medyka, en Pzremysl, en donde se requiera su ayuda, para aliviar a quienes sufren la guerra.

PACO RODRÍGUEZ

Alina Rudko condujo su coche desde Ucrania hasta Santiago

El bus de la expedición de la USC partió de Polonia con 47 refugiados (tres se quedaron en Bilbao con familiares). La lista se completaba con otras dos mujeres, pero que viajaban en su propio coche: Alina Rudko y su madre, Raisa. Indica Alina que fueron más de 4.000 kilómetros al volante para conducir con la ayuda del GPS su Toyota Corolla hasta Santiago. Ellas se despertaron en Kiev con los bombardeos el 24 de febrero. Esa noche, durmieron en el sótano de un colegio, y el viernes 25 arrancaron en su coche con lo puesto hacia el oeste del país.

Conocieron la iniciativa de ayuda de Santiago y se incorporaron al grupo. El 14 de marzo partían de Krakovets tras la estela del autobús hacia la capital gallega, donde llegaron cuatro días después, la noche del jueves 17. Alina relata el estrés de conducir desde la mañana hasta la noche, adaptándose a las normas de cada país y buscando cada madrugada un alojamiento para la noche siguiente: «Dejamos atrás nuestra casa, nuestra ciudad, nuestro país, sin saber qué podíamos hacer en esa situación, ni cuándo podremos volver. Espero y deseo que sea pronto». Porque, aunque agradece todas las atenciones que reciben en Santiago, su hogar está en Ucrania.