Isabel Vidal, el furor del macramé que atrae a alumnas andaluzas a Santiago

SANTIAGO

Cedida

Los beneficios de sus llaveros makakos son para la investigación del cáncer infantil

16 mar 2022 . Actualizado a las 09:00 h.

No sabía nada de nudos ni de tipos de cuerdas ni de diseños de macramé. Ni tan siquiera era experta en el mundo instagramer. Pero nada de esto impidió que Isabel Vidal Vázquez se convirtiera en solo cuatro años en una experta en la técnica de enlazar la cuerda creando auténticas joyas. «Siempre me gustó la decoración, y en octubre hará cinco años que mis hijas me liaron para abrir mi propio Instagram y empezar a vender cosas que hacía de macramé», explica. Isabel, que procede laboralmente del mundo de la administración, «nada que ver con lo que hago ahora», aprendió la técnica de forma totalmente autodidacta. «Vi muchos vídeos. Fueron horas de hacer y deshacer para aprender, pero me gusta mucho». Con el tiempo, su afición se convirtió en negocio, y supera ya los cuarenta mil seguidores su cuenta de Instagram (macramé Compostela). Isabel imparte talleres monográficos e intensivos de macramé en locales sociales y mercerías, no solo de Santiago, sino también en la zona de O Carballiño, Burela y Viveiro. «Cuando tienen un grupo, me llaman y allá voy». En su casa imparte cursos intensivos de una semana, de lunes a viernes, cuatro horas diarias. «Vino gente de Negreira, pero también de Cádiz y de otras localidades de Andalucía. El macramé en el sur es un furor», asegura.

Aunque lo que más le gusta son los trabajos grandes como cortinas, tapices o cabeceros de cama, sus pequeños makakos están ganando seguidores y van camino de convertirse en el regalo estrella de las fiestas infantiles de este año. Hace más o menos un mes empezó a crear esos llaveros de nudos, pensando en un regalo para las primeras comuniones. «Tenía unas muñecas para niñas con trenzas y pensé en algo más personalizado para niños, el resultado fueron los makakos, unos muñecos cabezones sin pelo. Me escribió una señora que me dijo que le recordaba a su hija que tuvo leucemia; me llegó al corazón», relata. Ahora que lleva hechos unos 600, ha decidido que los beneficios de estos pequeños llaveros solidarios se destinen a la investigación del cáncer infantil. «Contacté con la asociación El sueño de Vicky. Ellos reciben el dinero, que se destina a la investigación». Cada llavero tiene un coste de 5 euros, pero «creo que la causa es importante: yo viví, durante la pandemia, una situación como esa en mi entorno, y creo que es importante que todos aportemos algo». Isabel reconoce que no se paga el tiempo que se dedica al trabajo artesanal. «Un tapiz puede llevar 40 horas de trabajo. Al principio, hay que pasar nudo a nudo hasta 18 metros de cuerdas. Hacia el final avanzas más, pero tienes que pensar el diseño, y hacer y deshacer. No se paga lo que vale». Eso sí, Isabel está constatando que «cada vez más jóvenes muestran interés por tener cosas hechas por uno mismo. Creo que hay futuro, porque poco a poco se reconoce más el trabajo artesanal».