Los vándalos afean una pasarela que despierta admiración y aspira a premios

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

La pieza de hormigón une el Monte do Gozo y San Lázaro y fue declarada una de las mejores 30 obras de España en la Bienal

07 mar 2022 . Actualizado a las 04:55 h.

Las pintadas de los vándalos no distinguen entre la piedra histórica, las puertas de los garajes o los trabajos arquitectónicos de calidad, aunque estén hechos de hormigón, un material menor a los ojos de algunos. Y poco importa que esa actuación sea la primera imagen que se llevan los peregrinos al entrar en Santiago y que quieren salvar el desnivel entre el Monte do Gozo y el barrio de San Lázaro. Abierta hace poco más de un año, la pasarela diseñada por los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco ya ha recibido varias visitas indeseadas y firmas que arruinan una obra que ya ha tenido un importante reconocimiento en la XV Bienal Española de Arquitectura al recibir una mención, que la sitúa entre las treinta mejores obras del país entre el 2018 y el 2020; y que está compitiendo en otros concursos de gran proyección, además de estar despertando interés en publicaciones especializadas.

La arquitecta coautora confirma esa buena acogida a una actuación peculiar y muy pensada para un espacio delicado, por ser la transición en el Camino hacia la trama urbana de Santiago. Son 111 metros sinuosos con un ancho de 2,5 metros realizados en hormigón, «que algunos piensan que es un material cualquiera, pero es por falta de cultura», lamenta Carrasco. Desde su estudio están en contacto con la Consellería de Infraestruturas, que fue el departamento que impulsó la obra, para acometer una limpieza de las pintadas y aplicarle a toda la estructura un tratamiento especial. Esta especie de barniz integral no impedirá que se hagan nuevas pintadas, pero al menos sí permitirá borrarlas con más facilidad.

Con todo, desde Vázquez y Reino, la empresa constructora que se hizo cargo de la ejecución, advierten que muchas veces es inevitable que las pinturas que se utilizan en los actos vandálicos acaben penetrando en el hormigón, por lo que es casi imposible recuperar su estado original. El tratamiento antipintadas no se hizo desde el primer momento porque la Xunta, como promotora que acabará cediendo la obra al Concello, no lo incluyó en el contrato. Todas las partes han expresado su preocupación por el desprecio hacia una obra que pretende dignificar la entrada del Camino. De hecho, la iniciativa se enmarcó dentro de los proyectos de integración paisajística de las entradas de las rutas en Santiago, que ha coordinado para la Xunta el arquitecto y ex alcalde Xerardo Estévez.

El maltrato a esta pieza, que no es una obra de arte pero sí una infraestructura con valor añadido, recuerda al que se le viene dando a la escultura de las Marías, en la Alameda, que ha sido víctima en numerosas ocasiones de pintadas y otras agresiones, lo que obliga cada cierto tiempo a pintarla de nuevo.