Concluye la intervención en el puente de Furelos sin aplausos y con patologías sin subsanar

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol MELIDE / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El museo de Melide habla de «reurbanización» de la vía medieval, con daños en piezas que protegen los pilares

01 mar 2022 . Actualizado a las 22:11 h.

Cuando se anunció la rehabilitación del puente medieval de Furelos, Melide saludó con entusiasmo la actuación en ese icono de la arquitectura civil del Camino Francés. Era necesario embellecer el monumento y reparar los daños que, el paso de los años y una desafortunada intervención pasada, habían provocado en la estructura. Pero ejecutada la obra, que promovió el Ministerio de Transportes con 285.515 euros de inversión, las patologías estructurales que presenta el paso del siglo XII están sin reparar.

«Iso é o máis grave», afirma, desde el Museo Terra de Melide, el arqueólogo Xurxo Broz, a juicio del que la actuación en el puente «non é unha rehabilitación. De ser así —explica— tería que primar a integridade estrutural e estilística do ben, e non se respectou. É unha re-urbanización, unha re-humanización». De los daños estructurales de la vía medieval, Broz y su compañera de oficio Cristina Vázquez Neira señalan como los más significativos los que presentan los tajamares, que, en su actual estado, ven minimizada su función de servir para canalizar las aguas de las riadas por debajo de los arcos del puente, evitando así que la fuerza del agua afecte a los pilares.

Sobre esa falta de solución a las patologías de la estructura puso el acento, hace ya unos cuantos meses, el museo melidense, que llegó a trasladar hasta once escritos a diferentes departamentos de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta, manifestando su preocupación por la actuación ejecutada en los pretiles y en el firme de la vía. El último data de mediados de febrero, y lo motivó el recorte que se realizó en un tramo del pretil, donde se habilitó «deducimos que un miradoiro para o río, con, en todo caso, granito industrial, que é pedra de fóra, a unha altura inadecuada, e co mal gusto de gravarlle un pictograma da catedral de Santiago, cando a ponte ten de por si entidade propia», critican.

Esa solución consuma «un paseo urbano que non está en consonancia co elemento antigo que está debaixo», concluye Cristina Vázquez. La descripción tan visual que realiza se explica en la propia intervención. Para el coronamiento de los pretiles se utilizó piedra alóctona, dispuesta en varias filas, en contra de lo acordado en una reunión que mantuvieron representantes del Concello de Melide, de Patrimonio, y de la dirección y ejecución de la obra. También piedra foránea se empleó para cubrir una calzada medieval «en bastante bo estado de conservación». Si bien se protegió, quedó oculta bajo un pavimento «máis practicable» que también cuestiona el museo, que lleva meses denunciando «un despropósito» ante el que administraciones y partidos respondieron con silencio.