José Luis Barreiro: «No acabamos de reformar la sede, los recursos se fueron para el covid»

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

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Sandra Alonso

Con 3.500 socios y 27 técnicos, Cruz Roja de Santiago apoya a numerosos colectivos vulnerables

23 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

José Luis Barreiro Conde preside desde hace 6 años la asamblea de la Cruz Roja de Santiago. Este movimiento internacional está en la ciudad desde hace 125 años, que ahora conmemoran. «Ahora mismo se desconoce mucho lo que hacemos. Aún persiste la idea de una entidad destinada a socorros, como hace años, y actualmente nuestra actividad es mucho más amplia», afirma.

—¿Cómo es esa actividad?

—Tenemos 3.500 socios, que son muy importante para nuestra financiación y que demuestra que la zona de Santiago es muy generosa con nosotros. Disponemos de 260 personas voluntarias, que participan en 2 o 3 actividades a la semana, por lo menos; y más de 2.000 anotadas como colaboradoras esporádicas. A raíz del covid se anotaron muchas. Apoyamos a 800 personas mayores en diversos proyectos, atendimos a 450 en nuestro plan de empleo y consiguieron empleo un 60 %, que es una cifra muy importante.

—¿En qué consiste ese plan de empleo?

—Lo promovemos con fondos europeos, sobre todo para mayores de difícil reinserción, o jóvenes con problemas, muchas son personas en situaciones de exclusión. Les enseñamos a preparar un currículo o una entrevista. En muchos casos potenciamos su autoestima, les convencemos de sus posibilidades de poder trabajar. Y les ofrecemos formación.

—¿Qué clase de formación?

—Tenemos una serie de empresas colaboradoras, que nos dicen qué empleos necesitan. Les formamos según esas necesidades y les acompañamos hasta que consiguen su primer empleo. Después ya es un problema de ellos el valerse en el puesto de trabajo.

—¿Se centran solo en Santiago?

—En empleo somos de referencia para el sur de la provincia, colaboramos con otras localidades. Nuestra principal actividad se centra en Santiago y en los municipios más próximos, que es para lo que alcanzan nuestros recursos; pero para ciertos servicios llegamos a una zona más amplia, como para acogimiento de menores.

—¿Cómo funciona el acogimiento de menores?

—Tenemos ahora sobre 70 menores en acogida, en el sur de la provincia. Buscamos familias que puedan acoger, valoramos su situación y, si son aptas, las tutelamos para toda la problemática que tengan, hacemos un seguimiento continuo. Este es un programa de la Xunta. El acogimiento puede ser por un mes o poco tiempo, o durante años. Cuando la familia del menor resuelve sus problemas y lo reclama evidentemente vuelve con ella. Por eso las familias acogedoras tienen tanto mérito, porque saben que atienden a menores que, al cabo de un tiempo, se van a marchar; no es una adopción.

—Ofrecen servicio de ambulancia, ¿es muy importante?

—Hace años dábamos servicios que ahora ofrecen las ambulancias del Sergas y de empresas privadas. Nosotros no queremos competir con nadie, sino asumir servicios que no se dan normalmente. También atendemos servicios preventivos cuando nos llaman, o apoyamos en las fiestas del Apóstol con otras ambulancias y voluntariado de toda Galicia. La ambulancia y los socorros permiten además formar personal y estar preparados cuando se nos requiere para responder en acontecimientos como fue el accidente de Angrois.

—¿Es suficiente la actual sede?

—Es de los años 90 y reformamos la planta baja para adaptarla a las necesidades actuales. No acabamos la parte de arriba, porque los recursos se fueron para el covid. Espero que el covid pasará y que seremos capaces de mejorar lo que falta.

«Ayudamos a inmigrantes que después son voluntarios»

José Luis Barreiro nació en Boqueixón. En Santiago inició sus estudios. Después se formó como ingeniero superior de telecomunicaciones, fue directivo de Televés y tuvo una proyección profesional importante. «Era socio de Cruz Roja y al jubilarme, acepté presidirla. Es una entidad en la que se implicaron personas de relevancia social. Esperamos presentar un libro este año sobre la historia en Santiago», afirma.

—¿Influyó el covid en la actividad de Cruz Roja?

—Al principio notamos un incremento de personas que nos pedían ayuda, muy diferentes a las que solíamos atender. El primer mes fue impactante, tuvimos que adaptarnos, y hay que agradecer a nuestros técnicos y voluntariado que quisieran ponerse en primera línea, con cariño y valentía, para atender con nuevos servicios las necesidades.

—¿Qué nuevos servicios destaca?

—Con el Concello y la Diputación, nos implicamos en el Servicio Municipal de Urxencias de Santiago (Semus) para atender todos los días, las 24 horas, necesidades sociales urgentes, incluidas personas en la calle o transeúntes con problemas. Colaboramos con policía y bomberos y lo atendemos con tres técnicos y diez voluntarios. También iniciamos el programa de Equipos de respuesta básica en emergencias (Erbe), con el que colaboramos por ejemplo en el apoyo a la vacunación en el Gaiás, para traslado de personas con problemas de movilidad y otras situaciones.

—¿Hay coordinación con otras entidades e instituciones?

—La hay en el Cecopal [Centro de Coordinación Operativa Municipal] que lidera el Concello y donde colaboramos con la Cocina Económica o el albergue de Xoán XXIII. Nosotros repartimos comida o medicamentos. También nos coordinamos con los servicios sociales del Concello.

—Destaca la atención a personas mayores, ¿cómo se materializa?

—Con diversos proyectos, como teleasistencia o llamadas para conocer su estado a quienes viven solas, para darles seguridad. Les acompañamos si lo piden a centros de salud, al banco o a donde precisen. Y tenemos gimnasia, talleres de memoria, programas de salud para que se cuiden mejor, manualidades y otros, para que permanezcan en su casa y activos el mayor tiempo posible.

—¿Y con inmigrantes?

—Son diferentes las atenciones a personas de Latinoamérica o de África. A algunas hay que enseñarles incluso a comprar alimentos y a cocinarlos; otras llevan aquí 6 o 7 años y no hablan gallego ni castellano y las ayudamos. Les ofrecemos servicios, como a otros colectivos vulnerables, y muchos inmigrantes que ayudamos después se hacen voluntarios para apoyar a otras personas, eso es una satisfacción.