La solidaridad de Protección Civil con el volcán une a Boqueixón con Los Llanos

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

La erupción de La Palma creó lazos muy especiales entre voluntarios

09 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay fechas que permanecen en la memoria colectiva. En La Palma, ese día fue 19 de septiembre, cuando comenzó la erupción volcánica que se mantuvo activa hasta Navidad. En todo ese tiempo, el trabajo de las agrupaciones de Protección Civil resultó vital. El suyo no fue solo un logro de los equipos de la isla, ya que, una vez confirmada la gravedad de la situación, comenzó a tejerse una irrompible telaraña de solidaridad entre agrupaciones de toda España. De todo aquello, y con muchísimo trabajo por hacer, surgió un hermanamiento especial que no ha parado de cultivarse.

Uno de los ejemplos más palpables corresponde a los municipios de Boqueixón y Los Llanos de Aridane, el ayuntamiento más afectado por la erupción. El responsable de Protección Civil del municipio canario, Domingo Hernández, pudo disfrutar recientemente de la quietud del Pico Sacro dando respuesta así a una estancia previa de Juan Corral, responsable del servicio de voluntariado de Boqueixón, que acudió a la isla en calidad de vicepresidente de Asociación Nacional de Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil (ANAV).

Domingo Hernández, a quien el volcán mantiene en un ERTE porque la lava sepultó de cenizas la gasolinera en la que trabaja desde hace años, vio como el pueblo de su familia quedaba sepultado por hasta 25 metros de lava, incluida la casa en la que vivió hasta los 16 años y que solía visitar. Esta experiencia extrema le ha permitido comprobar hasta que punto importa el apoyo de otras agrupaciones de Protección Civil a las que, por su propia naturaleza, les resultó más fácil comprender por lo que estaban pasando en la isla, sobre todo en los primeros momentos.

«Pasamos de una situación relativamente normal, con reuniones diarias para ver cómo evolucionaba el volcán, a otra de extrema gravedad con la orden inmediata de desalojo de viviendas. No hubo paso intermedio. Fue como con el covid, nos pilló a todos a contrapié en cuanto a la falta de material, porque no teníamos mascarillas especiales, ni siguiera ropa adecuada». Así lo relataba el pasado noviembre cuando con miembros de la directiva española de Protección Civil, de la que forma parte Juan Corral, hacía un alto en este municipio como parte de un recorrido con parada en Santiago y homenaje en Ferrol.

En esta recepción participaron, además de Juan Corral, Arturo Fuente, presidente de la ANAV; y Oliva Trasancos, secretaria de la entidad. Fuente, especialmente hermanado a Galicia al haber intervenido en Muxía tras el vertido del Prestige, fue el que en septiembre verbalizó el plan de apoyo al pronunciar cuatro palabras que para Domingo Hernández lo cambiaron todo. «Estamos contigo, ¿qué necesitas?». Un segundo después de su inmediata respuesta arrancó un exitoso engranaje. Además del material, llegaron muchas ideas que se pusieron en práctica para agilizar el reparto de ropa, enseres y productos de aseo durante las primeras semanas tras la erupción. «Y menos mal», añade Hernández, que vio como los más de dos mil kilómetros que separaban La Palma de la península no fueron impedimento para que el llamamiento surtiese efecto y muchas agrupaciones comprasen o recogiesen material, lo revisasen y lo organizasen todo para enseguida meterlo en contenedores, llevarlos hasta Algeciras y allí enviarlos por barco hasta la Isla Bonita.

A partir de ese momento, el trabajo de Protección Civil entró en una nueva fase de coordinación de todo lo recibido. Fruto de este dispositivo de emergencia, representantes de la directiva visitaron Los Llanos con miembros de sus agrupaciones que se fueron turnando, algo que siguen haciendo, para ayudar en lo que sea menester. Y allí pudieron ver lo que suponía la vida diaria con un volcán en erupción, el ruido que generaba y la impresión que daba verlo por la noche. Y si algo llamó la atención fue la capacidad de organización y el trabajo conjunto de sus cargos políticos. «No había áreas, todo eran concejales del volcán», rememora Corral, que al igual que Fuente no olvida la visita a un colegio. «No vimos ninguna sonrisa», recuerdan ambos.

Mientras el grupo de visitantes reconocía la belleza aterradora de una erupción, «que te hipnotiza, pero a la vez ves a gente que perdió su casa y la tierra», Hernández ofreció la visión de quien vive allí: «No creo que nadie de la isla pensase en las vistas pero hay que salir adelante y ser conscientes de que si viene gente por el volcán, y deja trabajar, es otra forma de ayudar».