Xerardo Estévez señala que, en el plano personal, él y Remuñán mantuvieron una relación prolongada y dual, «por un lado un grande afecto e amizade e por outro, como non, desacordos en torno ao nivel de modernidade que eu tentaba introducir no centro histórico. Ese afecto pola cidade, ese compostelanismo activo, é algo que boto de menos».
El amor a Santiago le venía a Remuñán desde la cuna en el domicilio familiar, la Casa da Concha, inmueble que su abuelo Benito había comprado al cabildo catedralicio. Remuñán era hijo de María Ferro y del profesor de Literatura Española de la Universidad y gerente de la empresa Fraga en Santiago, Manuel Remuñán García, cargo este último que asumió Remuñán Ferro en 1946, a la muerte de su padre, cuando ya era profesor universitario de Derecho. El cine, el teatro y la música fueron, junto a la tertulia, la lectura, la pesca y los amigos, aficiones de este hombre familiar, casado con Carmen López Campo, matrimonio que tuvo cuatro hijos, María Teresa, Manolo, Jacobo y Carmucha, quienes remarcan del carácter de su padre la bondad y honestidad a prueba de bomba.