Retirar la pintura de espray de la escultura de Lorca se complica al ser una superficie porosa

m. M. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Paco Rodríguez

La pintada se tiene que eliminar con sumo cuidado para no dañar el azul del mono de trabajo

14 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La reparación del daño que causó el acto vandálico sobre la estatua de Federico García Lorca, obra del artista gallego Álvaro de la Vega, requerirá de más tiempo del previsto para reponer el color original. En la tarde del domingo, la restauradora Yolanda Porto acudió al lugar para un primer análisis del daño causado, presumiblemente en la noche anterior, la del sábado. En el día de ayer comenzó a retirar la pintada «con sumo cuidado para no dañar la pintura azul del mono», dice esta experta. Si el grafiti se hubiera hecho directamente sobre el bronce, su retirada sería más fácil, más rápida y menos laboriosa. En cambio, «al ser sobre pintura se complica la eliminación, porque el espray actúa, en este caso, igual que sobre la piedra, se fija mucho más. Al ser una superficie porosa se queda dentro y es necesario trabajar con cuidado para no llevarse también el color del mono», explica Porto. La restauradora trabaja con alcohol y un pequeño bastoncillo de algodón que pasa por la superficie «sin presionar en exceso para no llegar al azul», explica.

A lo largo del día de ayer estaba previsto que se realizara una primera «pasada sobre el espray», para ir comprobando si funciona ese método. La experta de la empresa compostelana Fráxil no descarta que, pese al cuidado con el que está realizando el trabajo, no sea necesario finalmente volver a pintar la zona dañada». Por ello, la restauradora se puso en contacto con el autor de la escultura para tratar este asunto.

El autor o los autores del grafiti sobre la escultura de Lorca dejaron también su huella, en forma de firma, en un árbol del mismo Paseo da Ferradura, a unos metros de la estatua. La pintada sobre la imagen del poeta granadino y la del árbol es la primera vez que se observan, pero en la Alameda hay otros elementos que fueron atacados en reiteradas ocasiones. La escultura de Las Marías y la puerta de la iglesia de Santa Susana son las que más veces sufrieron daños, pero también la figura de Valle Inclán fue objeto de vandalismo, pintado una vez y sus gafas, arrancadas en diversas ocasiones.