Chipi da prioridad a los cimientos del Santiago Futsal

Manuel García Reigosa
m. g. reigosa SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El técnico reconoce que debe controlar más su vehemencia para evitar expulsiones

09 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Como José Carlos Martín no es muy conocido. Pero en el fútbol sala Chipi, apodo que le viene de un simpático episodio de su época de estudiante, acredita un amplio recorrido en los banquillos. Hace tres lustros dirigió al filial del entonces llamado Lobelle. Esta temporada ha vuelto a Santa Isabel, para pilotar desde el banquillo una nueva etapa.

Han cambiado muchas cosas, pero no la esencia, tal y como él mismo explica: «Es otro club. Ahora estamos en otra faceta. El fútbol sala ha evolucionado mucho. En cuanto a metodología y organización, mantenemos muchas cosas, pero en cuanto a estructura y modelo ha cambiado bastante. Es otra historia».

Se confiesa encantado con la singladura que arrancó este verano, con un plan de ruta muy definido: «La verdad es que estoy contento. Hicimos un proyecto que me ilusiona y gusta. Conocíamos el camino para intentar volver a llegar arriba lo antes posible. Tras años en los que el club no estuvo deportivamente bien, pagando excesos económicos, toca poner punto y final y reconducir la situación».

En esa dirección, lo que intenta es conciliar valores consustanciales al club con las circunstancias actuales: «Históricamente el Santiago Futsal es un equipo que defiende fuerte. Está muy grabado lo del club de la lucha, los entrenadores siempre lo inculcan. Pero son otros tiempo. Hay que adaptarse, rejuvenecer la plantilla, tratar de llegar a los jugadores gallegos con proyección, seguir creciendo desde la base, sin prisa pero sin pausa. Si podemos volver a Segunda, bien. Si no, hay que seguir. Lo importante es que los cimientos sean fuertes».

Hay una cosa que no ha cambiado en estos quince años. Chipi sigue siendo un técnico pasional, vehemente. Y eso le sigue costando más de una tarjeta. Lo reconoce y lo argumenta: «Soy muy intenso dirigiendo, me gusta transmitir intensidad, que los jugadores tengan pasión. Intento trasladarla. En las expulsiones, tengo que estar más callado. Soy un romántico de este juego, me gusta que todo pase por el balón, y de unas temporadas para aquí veo mucha permisividad. Hay que convivir con ello y dejar de ser pardillos. Adaptarnos y nada más. Es un debate en el que no quiero perder energía. Para mí, hay faltas muy claras que no se señalan. Si no se indican, tenemos que entender cual es el listón y adaptarnos, aunque no nos guste».