Las familias apoyan a 60 alumnos con TDAH en colegios de la zona de Santiago

JOEL GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Se unen para atenderlos por las dificultades para que se cumpla el protocolo oficial

09 nov 2021 . Actualizado a las 21:52 h.

Sesenta alumnos de diversos niveles, hasta los 19 años, reciben atención especializada y refuerzo escolar organizado por la Asociación Compostelana de Niños y Niñas Hiperactivas. «Les atendemos si tienen diagnóstico de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) de profesionales sanitarios, como psiquiatras, neuropediatras o neurólogos», afirma la psicóloga Rosa Cascallar, que ejerce en esta entidad desde que abrió, hace diez años. «Las familias precisan apoyo con este trastorno, es un viaje largo. La mayoría son de la comarca de Santiago, pero algunas vienen de Mazaricos, Valga, Pontecesures, Arzúa y más lejos, les supone un esfuerzo. También informamos en colegios, contactamos con orientadores y tutores, y a veces nos piden asesoramiento; pero la pandemia interrumpió esa labor», afirma.

Rosa Cascallar resalta que el TDAH «es un trastorno crónico. Puede permanecer toda la vida, y eso no se entiende bien. Afecta a la falta de atención, o a la hiperactividad e impulsividad; e influye además en la regulación emocional, en la capacidad de frustración, en funciones ejecutivas como planificar y organizar las cosas, en la memoria de trabajo o en una baja autoestima; eso repercute en los recursos del alumno que lo padece, condiciona su avance en el colegio. Es muy prevalente en las aulas, pero con una atención adecuada estos estudiantes no tienen por qué ser un problema. Sus necesidades y los apoyos que necesitan cambian con los años», sostiene.

El TDAH puede darse en cualquier edad, «a veces, al diagnosticarlo a escolares, se detecta además en sus padres o otros adultos», dice Rosa. Pero la asociación se centra preferentemente en ayudar a superar los problemas escolares. «Hay un protocolo gallego hace tiempo, de consenso con Educación y Sanidade, en colaboración con varias entidades. Es de aplicación obligatoria y debía servir de guía para que familias y centros educativos sepan qué hacer con el alumnado afectado. En este tiempo he visto muchos cambios en profesorado que se implican. Pero si coinciden en un aula uno o dos escolares con TDAH, y además alguno con trastorno del espectro autista, y/o con alguna discapacidad que precise adaptación curricular, la tarea es muy compleja», admite. Y hay profesionales que niegan que el TDAH sea un trastorno real; o no aceptan facilitarle los apoyos que precisan, y por eso se dan situaciones como la de un estudiante de un instituto de la ciudad, que dejó el curso y se cambió para otro centro.

En las ABAU (las pruebas de selectividad para acceder a la universidad) hay adaptaciones para alumnado con TDAH: «Se les da más tiempo y a veces se les presentan las preguntas un poco más separadas, para evitar confusiones. Pero no todos precisan eso; a veces sería suficiente darles un toque para que repasen, o lean bien las preguntas; y no se contempla adaptarse a estas y otras circunstancias, por falta de tiempo y recursos suficientes. Los mayores conflictos surgen sobre todo en los cursos superiores, cuando los colegios no ponen en práctica las adaptaciones que necesitan», admite Rosa Cascallar.

Hay becas del Ministerio de Educación para alumnado con TDAH «pero solo si está asociado a un trastorno grave de conducta o si tiene un certificado de discapacidad, muchos no cumplen esos criterios», destaca.

Sandra Alonso

Marcos Míguez, directivo de la asociación: «Conozco profesionales de éxito con este trastorno»

Para Marcos Míguez, tesorero de la Asociación Compostelana de Niños y Niñas Hiperactivos «el TDAH no tiene por qué estar asociado a fracaso escolar. Conozco personas adultas que lo padecen y son muy válidas laboralmente, son profesionales de éxito». Reprueba además la idea de que sean escolares inquietos, problemáticos en el aula: «Hay casos así, es cierto; pero también otros pasivos, que parece que están siempre pensando en las musarañas y no se concentran en clase, pero que no le hacen daño a nadie, ni molestan».

Marcos destaca el esfuerzo que hacen las familias: «Nuestra asociación es sin ánimo de lucro, pero para ofrecer servicios tenemos que pagar alquiler, suministros, sueldos, Seguridad Social, impuestos y otros gastos. Si no fuese por una subvención que nos concede la Diputación de A Coruña quizá no estaríamos funcionando; pero esa ayuda nos permite contar con profesionales con tarifas más asequibles que pagar consultas privadas. Los padres también afrontan muchas veces la medicación, que es cara», sostiene.

Para este directivo, «lo importante es que este alumnado se diagnostique rápido, pues a veces los síntomas se pueden confundir con otros trastornos; y que empiece a recibir apoyo lo antes posible, para desarrollar sus capacidades y afrontar su trastorno. Si se cumpliese el protocolo oficial en los colegios ayudaría, pero para eso quizá deberían ser menos alumnos por aula», valora.