Los curas alegaban que solo podían oficiar el funeral en las parroquias, lo que había despertado numerosas quejas
12 oct 2021 . Actualizado a las 05:10 h.La capilla del tanatorio de Boisaca dejaba de ser un mero adorno. Un año después de inaugurarse las instalaciones funerarias en el recinto del cementerio compostelano, los sacerdotes accedían a decir misa en el templo con capacidad para 300 personas. Durante meses, los curas se habían negado a oficiar en él y solo aceptaban hacerlo en sus parroquias, lo que había generado un gran número de quejas de familiares, ciudadanos e incluso las autoridades, porque significaba un ir y venir de féretros por la ciudad. Finalmente, algunos sacerdotes accedieron a celebrar los funerales en Boisaca, aunque alguno se resistía.