El proyecto que busca hacer del Campo de Conxo una plaza viva para los vecinos

Olimpio Pelayo Arca Camba
O. P. Arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Los espacios ganados para el peatón permiten disfrutar de la arquitectura barroca del monasterio y de la contemporánea de Penela y Patxi Mangado

03 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfonso Salgado es el arquitecto que firma el proyecto de integración paisajística del Camino Portugués en el barrio de Conxo, financiado por la Xunta con más de 2,7 millones de euros, y que busca hacer del Campo de Conxo una verdadera plaza que sea vivida por los vecinos. Para ello se impuso ordenar lo que era un espacio muy confuso, con lugares casi privados en el acceso a hospital psiquiátrico y monasterio y un atrio de la iglesia de la Merced que en la práctica funcionaba como un caótico aparcamiento. Condicionantes a los que se unía la separación del espacio de Aurelio Aguirre por continuos desniveles, sin comunicación con el Campo de Conxo. Las personas se movían así por las zonas perimetrales, sin ocupar los espacios centrales, explica Salgado.

«O proxecto procura resolver todos os desniveis, tendo en conta que a entrada ao hospital psiquiátrico e á igrexa da Mercé están á mesma cota». Fueron las referencias tomadas para hacer un espacio continuo, generando así un lugar estancial en medio de la plaza y dándole una comunicación más cómoda con Aurelio Aguirre, manifiesta el arquitecto. Por último, se buscó una solución a la carretera a Benéfica diseñada en la reurbanización de los años 60 de Pons Sorolla, que «na práctica separaba as actividades dos locais como o Fuentes, o Caimán ou a peixería de toda a zona da praza. Todo iso tratou de diluirse», para comunicar todo el entorno de la plaza.

El resultado fue un área abierta para las personas que permitirá a la plaza funcionar como tal: «Un espazo de reunión onde xoguen os nenos, se reúnan as persoas, se fagan as festas de San Serapio e mesmo se xogue á chave, no campo que se fixo na zona de Aurelio Aguirre», indica Alfonso Salgado. La consellería habló de pequeño Obradoiro y la realidad es que la ordenación del espacio permite disfrutar de la arquitectura de primer nivel con que cuenta Conxo: del barroco del monasterio a la contemporánea de la sede de la Axencia Galega da Innovación firmada por Patxi Mangado o del centro sociocultural obra de Alfonso Penela.

«Poñemos o xerme para que o espazo se reactive, que é o que debemos facer nas intervencións arquitectónicas no espazo público», considera el profesional de Salgado e Liñares Arquitectos.

Sandra Alonso

Señalización en planta en lugar de bolardos y nuevo aparcamiento

Salgado apunta la inminente conclusión de los trabajos, a falta de una marquesina de autobús galvanizada en unas obras «nas que tivemos problemas de subministracións coa pandemia», y en las que se han renovado servicios y se soterraron cableados. Algunos elementos iniciales se han retirado, como los pequeños bolardos que causaron varios incidentes con vehículos. El arquitecto explica la dificultad de ordenar espacios que funcionan como plataforma compartida por peatones y vehículos, como la plaza de Campo de Conxo. Admite que los bolardos no eran la mejor solución, pero expone que espacios públicos como este se ponen en marcha antes de acabar las actuaciones y se optó por esos elementos, que se han sustituido por una señalización en planta remarcada para diferenciar la zona de coches y de personas, próxima a concluir, y que deberá dejar bien claro que la zona central es exclusiva de los peatones: «Un espazo que empeza a cobrar vida, cos nenos xogando e a xente nos bancos».

El proyecto dota a la zona de un aparcamiento para 82 plazas, en una parcela de titularidad del Sergas, esta vez sí perfectamente ordenado, y que se suma al de borde existente en la avenida de Ferrol, tratando de ofrecer una solución a necesidades del tráfico rodado. La reordenación de la circulación permitirá bajar hacia la rúa Benéfica a todos los vehículos, mientras será de subida únicamente para los residentes en la plaza, mientras los demás tendrán la salida hacia Volta do Castro. Es el precio por humanizar la zona, en una cuestión que generó críticas entre quienes se ven obligados a efectuar ese rodeo.

El material empleado en la plaza del Campo de Conxo combina un pavimento de hormigón lavado que va dejando espacio a piedra de granito en la zona más próxima al monasterio, de mayor simbolismo. En el aparcamiento se combinaron pavimentos de hormigón y aglomerado pulido, conservándose árboles ya existentes, con espacios entre las plazas que permitirán el crecimiento de vegetación.

La humanización del área se completó con la dotación de bancos en dos áreas fundamentales: el muro del cementerio y en la zona en que los árboles les dan sombra en el Campo de Conxo. Desde la Xunta recordaron en su día que el proyecto trascendió al propio Camino Portugués y se extendió por distintas zonas del barrio de Conxo, llegando a rectificarse la curva de la rúa Ramón Baltar, ganando una acera en el entorno del centro de salud que antes no existía.