En esta cafetería se invita a disfrutar con las historias de los libros de sus estanterías

¿Puede haber más placer que sentarse en una terraza con un café y un buen libro? Esto es lo que propone Marta Porto Vilas en su cafetería Los Colores Olvidados, que abrió a mediados de junio en la calle Antón Vilar Ponte. El lugar elegido aporta ya la tranquilidad que ella misma buscaba para desconectar y reponerse del estrés que suponía su trabajo como educadora social, vinculado a la protección de menores. «Necesitaba un cambio para darme un respiro», apunta, «de un trabajo con menores no puedes desconectar, te llevas el trabajo a casa y te afectan los casos». Para esa desconexión necesaria, Marta optó por unir su pasión por los libros con la experiencia de los muchos años dedicados por su familia, los Vilas, a la hostelería. «Abrir una librería no parecía viable, pero el café era mejor opción. Este modelo está muy de moda en Madrid o Barcelona, así que ¿por qué no iba a funcionar en Santiago?». En los pocos meses desde su apertura, Los Colores Olvidados ya suena en las conversaciones de los padres en los parques y en las puertas de los colegios. «Aquí los niños entran y van directamente a buscar un libro. Lo leen y, los que son un poco mayores, hasta empiezan a pedir títulos», comenta. La receta de su cafetería es sencilla: se brinda la oportunidad de escoger un título entre los libros de préstamo, «que son mi biblioteca personal, los libros con los que trabajo, y que permiten trabajar temas de solidaridad, igualdad, amistad, protección del medio, los miedos y las rabietas». Su faceta de educadora social juega a su favor, a la hora de aconsejar unos u otros temas, según lo que les piden los padres. «Ellos, los niños, son los protagonistas; y los libros son una herramienta perfecta para trabajar los valores emocionales». En la parte hostelera, Marta quiso cuidar al máximo sus productos, y «el pan es del horno de Sar, casi todos los dulces son hechos por mí, y la bollería no es industrial, la horneamos aquí. Hay bebidas veganas, de frutas sin azúcar añadida; tenemos Kombucha, que es una bebida extremeña que gusta mucho». Marta quiere que su café-librería sea un punto de encuentro para el barrio: «Yo vivo aquí, y en unas semanas conocí a gente del barrio y hasta los presento entre ellos para crear barrio». Tenemos vecinos como Amanda Plaza, una poetisa que acaba de sacar su segundo libro. En el futuro planea organizar debates, charlas, cuentacuentos, «en definitiva, tejer una red para hacer barrio».

 

Obra de la ilustradora Inés Vázquez

La ilustradora y diseñadora de bandas diseñadas Inés Vázquez presentó ayer, en la librería Komic, su primera obra larga, el relato gráfico«Aldara, a lenda do cervo blanco». Su publicación, dirigida al público juvenil, es una obra de misterio que transcurre en una aldea situada en el bosque y cuyos habitantes se ven afectados por una maldición surgida en la naturaleza. Las ilustraciones tienen un clara influencia del manga, e Inés debuta con este libro en las historias largas, después de haber logrado reconocimiento en los relatos más cortos.

Premios de arquitectura para Ángel Cid y Silvia Diz

Los Premios COAG, que se entregan cada dos años, otorgaron en la categoría de obra de nueva planta su galardón a los arquitectos santiagueses Ángel Cid y Silvia Diz por un edificio residencial de 31 viviendas en Pontevedra. «Rompemos los tópicos de mala fama que tiene la madera. Introdujimos la innovación en el edificio con materiales como la madera termotratada en la fachada», declaran ambos profesionales, cuyo premio les fue entregado por la colega Teresa Táboas. La fachada del hospital de Conxo, la rehabilitación de dos viviendas en Casas Reais o la coordinación y asistencia de la Oficina de Rehabilitación del Concello en espacio público del casco histórico son algunas de sus intervenciones notorias en Compostela.

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