La dignificación del bocadillo en la plaza más escondida de Compostela

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El bar A Tulla reabre como bocatería singular en el callejón de Entrerrúas

18 sep 2021 . Actualizado a las 22:33 h.

Bocadillos y alpargatas. Han sido históricamente los dos elementos identificativos que han servido en Compostela para referirse al turismo pobretón que daba más la lata que otra cosa, hasta que las sandalias empezaron a contarse por cientos de miles con el bum de la peregrinación. También el bocata merecía su dignificación, y en eso andan Miguel Otero y Manuel Nouche, que se han metido en un callejón con salida y mucho encanto.

La crisis sanitaria retardó la consolidación de su restaurante Comovino, en la Rúa do Vilar, que sigue creciendo en reputación a fuego lento, y sin esperar al punto de cocción de su sesuda propuesta gastronómica han abierto un nuevo negocio a pocos metros. Por vecindad tuvieron noticia de que el bar A Tulla, en la ruela de Entrerrúas, cesaba su actividad, «y no nos lo pensamos mucho más», dice Otero. El culpable, reconoce, es su socio y chef, que llevaba tiempo barruntando la posibilidad de lanzar una propuesta alternativa con la base de su cocina pero «más callejera y divertida». Así nació a finales de agosto A Tulla Comobocata, un bar solo apto para turistas curiosos y compostelanos que saben cómo se ataja entre las dos calles más nobles del casco histórico.

Dentro del local sacaron a relucir la piedra y pusieron la cocina a la vista para certificar en directo que sus bocadillos valen lo que cuestan, entre 6,90 y 12,50 euros. La sencillez de la barra y sus tres mesas —además de las cinco de la terraza— contrasta con la laboriosidad de sus creaciones, entre las que está destacando el bocata de codillo, que compite en popularidad con el pepito de rubia gallega; la hamburguesa, procedente de la carnicería Chelo & Muñico; la tortilla de mar, con gambas; o los chipirones con salsa tártara. Todo con la colaboración de Pan da Moa, con los que han trabajado mano a mano para adaptar cada pan artesanal, con una creación especial que apunta a referencia estrella: la focaccia con jamón asado y queso.