Las 4.000 vacunas ofrecidas sin cita en el Gaiás suscitaron escaso interés

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

En la repesca se aplicaron 71 dosis a la hora, un cuarto de las disponibles

13 sep 2021 . Actualizado a las 00:32 h.

Hasta 4.000 dosis se dispusieron este sábado en el centro de vacunación de la Ciudad de la Cultura para repescar sin cita previa a todas aquellas personas que, por la razón que fuera, se quedaron rezagadas del proceso de inmunización frente al covid-19. Y la respuesta llegó en forma de un goteo continuado de personas, que se interrumpía por momentos, y que permitió administrar solo una cuarta parte de los viales disponibles.

Entre las nueve de la mañana y las seis de la tarde, se aplicaron 646 vacunas a personas que se acercaron al Gaiás sin cita previa, lo que supone un promedio de 71 dosis por hora, cuando había reservas suficientes para administrarlas a un ritmo de 330 pinchazos cada sesenta minutos.

La apertura indiscriminada de la autocita suscitó por tanto un escaso interés, si bien Sanidade considera que, a la luz de otras experiencias previas, los datos entran entra en la media y se queda con la parte positiva de que al menos se pudieron repescar por esta vía a centenares de personas.

Entre los que acudieron al Gaiás había de todo. Personas de otras comunidades desplazadas en Santiago por estudios o trabajo, simpapeles, inmigrantes afincados en Galicia a los que el Sergas no pudo convocar por la falta de algún trámite, trabajadores autónomos o mutualistas que no fueron citados en su momento, junto con personas mayores que no están familiarizados con las nuevas tecnologías y desconocen si recibieron correctamente alguna notificación previa.

Katia, por ejemplo, acudió sin cita previa al Gaiás procedente de Noia. Esta joven de 15 años, natural de El Salvador, fue convocada con antelación por el Servizo Galego de Saúde, pero, el día que le tocaba ir, su madre sufrió un accidente y no pudo firmarle la autorización, así que ahora se apuntó con éxito a la repesca.

Algunas personas de la cola admitieron que se les pasó la vez de su grupo de edad sin ser citados porque había algún error en sus datos. Otras como Raquel, de 43 años y trabajadora autónoma de Teo, asegura que no la citaron en su momento pese a que toda su información estaba en orden. «Fui al mi centro médico para comprobar que mis datos estaban correctos, pero nada, si no me llamaron es para que no me enfermera con los efectos de la vacuna, porque no quieren que los autónomos dejen de trabajar», resuelve con ironía.

Sandra Alonso

«Se chamaron, non me decatei»

De Santo Estevo do Campo, en Arzúa, llegó al Gaiás Manuel José Camino, de 71 años, en busca de un pinchazo. Todos los que conoce de su quinta está ya vacunados, incluso su hijo de 31 años, que lo acompañaba, pero con él hubo algún problema de notificación. «Se chamaron, non me decatei, porque aló non temos boa cobertura», se excusa Manuel, que admite no manejarse demasiado bien con los teléfonos móviles. Tras una pequeña cola de unos 20 minutos, este arzuano accedió por fin a la primera dosis de la vacuna de Pfizer que lo acerca a la inmunización. «Nin me enteri do pinchazo», soltó.

Sandra Alonso

«No pude ir a la cita en León»

De algún modo, María Álvarez es como si se quedara en tierra de nadie para la vacunación, pues fue citada para vacunarse en Castilla y León, pero reside desde hace un tiempo en Santiago. «No pude ir a la cita en León», confiesa esta joven de 24 años, natural de la localidad de Fabero del Bierzo, que encontró trabajo en Santiago tras concluir aquí sus estudios. En realidad, tenía tarjeta sanitaria de desplazada en Galicia, pero no consiguió que el Servizo Galego de Saúde la convocara para recibir el pinchazo. Así que este sábado acudió sin cita al Gaiás para probar suerte y recibir la primera dosis.