El sector hotelero de Santiago espera un alivio de las restricciones para salvar el otoño

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

xoan a. soler

Teme que el turismo de empresas opte por otras comunidades más flexibles

05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los excelentes datos de agosto siguen dando que hablar entre los hoteleros y restauradores, que no esperaban, ni en sus mejores sueños, contar con semejante avalancha de turistas. Sin embargo, las buenas vibraciones del pasado mes se disipan cuando piensan en la segunda quincena de septiembre y en el resto del otoño. Sin visitantes nacionales, «porque ya vinieron en agosto, y sin turismo internacional, todo lo que ocurrirá a partir de ahora es un misterio», apunta Thor Rodríguez, presidente de la Asociación Hostelería Compostela.

Esteban Iglesias, de la Unión Hotelera de Santiago, estará pendiente de la revisión de las restricciones que la Xunta anuncie el martes: «El turismo internacional ya sabemos que no vendrá ni en septiembre ni en octubre, así que solo nos quedan los viajes de trabajo, y las limitaciones no hacen mucho daño». De hecho, se produjeron cancelaciones ante la posibilidad de que las normas de la Xunta para controlar los contagios por covid hagan inviables los encuentros. «No es lógico que un grupo de 30 personas llegue a Santiago en un vagón de tren sin distancias y que en el salón de reuniones del hotel tengan que estar a un metro y medio, pese a tener cuatro metros de altura». Iglesias asegura que para los hoteles grandes «septiembre suele ser el mejor mes del año, porque se concentran reuniones de empresas y tradicionalmente llegaba un turismo internacional de nivel alto. Este turista sabemos que no vendrá, porque hacen sus planes con dos o tres meses de antelación». Así que la apuesta firme es por el turismo de negocios. «Este puede esfumarse a otras comunidades más flexibles que la gallega, como Asturias», advierte. Aunque la previsión de ocupación hotelera de septiembre ronda el 70 %, Iglesias reclama «un poco de flexibilidad y agilidad con la adoptación de medidas. Y sobre todo tienen que dar continuidad. Cada semana no se pueda cambiar, es imposible hacer previsiones».

En el caso de los hoteles más pequeños, las dudas se concentran en cómo se comportará el turismo nacional durante este mes. José Liñares apunta que tanto este primer fin de semana -debido al empuje que supone la etapa final de hoy de la Vuelta a España- como el próximo la ocupación todavía aguantará en niveles altos. «Sin llegar a la locura de agosto, las dos primeras semanas de septiembre, bien. Después, veremos». A juicio de Liñares, el futuro más inmediato dependerá de cómo se comporte el Camino. Y, además, hay muchas dudas sobre la recuperación del turismo internacional. Esteban Iglesias tiene datos para afirmar que los grandes grupos no vendrán a Santiago. Aunque Liñares apunta que siempre pueden llegar a título individual.

Thor Rodríguez teme que, tras un agosto bueno y un septiembre de resistencia, vuelvan a cerrar hoteles en la ciudad. «No olvidemos que un mes, el de agosto, no equilibra las cuentas de 17 meses de perdidas. Muchos no abrieron sus puertas hasta julio, y sin turismo internacional y con un turismo nacional escaso puede que no tengan otra opción que mandar al personal al ERTE». Las palabras más repetidas estos días por los hoteleros y restauradores de Santiago son miedo e incertidumbre. «Es una situación nunca vivida. No es fácil hacer previsiones», apunta Rodríguez.

Los hosteleros lamentan el impacto de la limitación de los aforos en sus negocios con la ciudad abarrotada

Los restauradores alertaron de las consecuencias de los cientos de turistas que en agosto no pudieron comer en la ciudad. «Os hoteis estaban ao 100 %, e os restaurantes, ao 50. Non era posible atender a xente», apunta Avelino Martínez, del restaurante O Dezaseis. En su opinión, que es común en todos los hosteleros consultados, esta situación puede perjudicar a la marca Santiago. La falta de aforo en los restaurantes de la ciudad -porque la mayoría carecen de terraza- provocó colas ante las puertas de los locales e imposibilidad de atender a toda la demanda.

Esteban Iglesias, del NH Collection, apunta que en agosto tuvieron que hacerle la gestión a muchos huéspedes para buscar restaurante para comer: «Había que hacer cinco y seis llamadas hasta encontrar sitio». Pese a que no es habitual en su hotel, asegura que «en agosto dimos 50 cenas diarias, porque no había plazas en los restaurantes».

Martín Pais, de Orixe, llegó a rechazar hasta 80 mesas algún día por la limitación del aforo. Recuerda con tristeza el caso de una familia que le rogó un hueco para una persona de 80 años, porque a las cuatro de la tarde no habían encontrado un sitio libre. Pais ve floja la primera semana de septiembre, pero cree que a partir de la segunda llegará el «turismo más calmado, que viaja para probar la gastronomía gallega. Y llegarán los de la ciudad, que vuelven a la rutina».