La ruta permite acercarse al castro de As Travesas
28 ago 2021 . Actualizado a las 04:55 h.Las tierras altas donde se halla estratégicamente situado el Mesón do Vento marcaban y marcan un territorio: desde Santiago se ascendía hasta ellas, y a partir de ahí se bajaba a tierras del golfo Ártabro. Hoy, ayer y en la prehistoria. Porque antes de la llegada de los romanos hace casi dos milenios, y con ellos la escritura, esas tierras altas ya estaban pobladas. Y en estos tiempos en los que todavía la totalidad de los gallegos no están vacunados se convierten en destino apetecible para una excursión con toda la familia: apenas hay personas por allá, y el riesgo de contagio es minúsculo.
De manera que se enfila hacia Mesón do Vento vía Ordes y a la salida, a Betanzos. A los dos kilómetros, en una curva a la izquierda tras larga recta, se elige la mano contraria, para plantarse en Bruma en un par de minutos.
Es este un lugar histórico. No ha sido posible demostrar -por ahora- que allí hubiera habido una aldea castreña, pero sí que en la Edad Media se levantó un hospital, y de hecho en numerosos mapas y en Google (720.000 referencias) aparece así, Hospital de Bruma.
¿Un hospital para qué? Para acoger a los peregrinos que marchaban por el Camino Inglés desde el puerto de A Coruña hasta Santiago, y lógicamente a la vuelta. Todo apunta a que ahí pernoctó Carlos I en su viaje desde la hoy capital de Galicia hasta el barco que le esperaba en O Parrote. ¿Se conoce el lugar exacto? No, habría que hacer una excavación. Porque no lo es el moderno albergue de la Xunta, ni mucho menos el recién inaugurado privado (por cierto, con un concepto a años luz de los primeros de su estilo: este tiene jardín, terraza, diseño interior…).
¿Es posible que estuviera adosado a la capilla de San Lourenzo, frente al palco de música? Sí, es incluso probable, ya que el templo data del XVI y lo esperado es que estuviera pegado o prácticamente pegado al hospital. Por cierto que en alguna ocasión, hace un centenar de años, dormían en su parte trasera, hoy sin techo, los escasos peregrinos que hacían ese recorrido.
Pero ¿cuál es la huella que dejaron los hombres prehistóricos? Pues para descubrirla hay que seguir rumbo a Betanzos y antes de la subestación eléctrica -imposible no verla- se extiende el castro de As Travesas, muy accesible.
Podría argumentarse que un grano no hace granero. La duda es siempre buena, pero en este caso se disipa fácilmente: adelante hacia la aldea de As Travesas (área con mesas a la sombra y zona de juegos) y justo al dejarla atrás, con histórico bar a la izquierda donde se han detenido miles de peregrinos, tómese el primer desvío a la mano contraria, aváncese en descenso y cójase la primera a la izquierda después del marco kilométrico 1. Está señalizado, aunque no es fácil verlo, Castromaior. Y subiendo siempre y con unas antenas como referencia, se llega a la base de helicópteros que, cosas de Galicia, las mentes pensantes no encontraron otro sitio para instalarla que avecindando un castro, el mencionado de Castromaior. Desde esas murallas que tienen más de dos mil años la panorámica sobre las tierras de este trozo de Galicia impresiona