En los últimos años el número de viviendas de uso turístico ha aumentado en la comunidad. En el 2020 eran sobre 12.000 y este hay alrededor de 13.200, y eso también influye en el aumento de la demanda. Para septiembre las previsiones siguen siendo buenas. A falta de datos firmes, Aviturga estima que para los primeros dieciocho o veinte días del mes la ocupación se mueva en torno al 70 %, por lo que se valora una buena temporada.
Integrarse con el ambiente de la ciudad, razón para decantarse por este tipo de alojamiento
Las personas que se decantan por arrendar una vivienda de uso turístico apuestan por un modelo vacacional más integrado con el lugar que visitan y sus gentes. Ana Eiras, como propietaria de un alojamiento, lo percibe: «Eu, por exemplo, noto que apenas usan a cociña. Prefiren consumir en locais da cidade e mesmo me preguntan a min por recomendacións de restaurantes ou supermercados. Téñenme preguntado ata por perruquerías», asevera. José López, natural de Tarragona, se quedó una noche en La casita de la Catedral con su pareja, sus dos hijos y sus padres, y es habitual que se hospeden en viviendas turísticas cuando se van de viaje: «Al tener hijos para nosotros es más cómodo. Como nos quedamos pocos días, también aprovechamos para comer en los establecimientos de Santiago», explica. Comenta que, además, suelen hacer rutas por lugares cercanos. «Este año notamos que se mueve muchísima más gente», asegura.