«Ahora mis familiares estarán más tranquilos y podré salir más tiempo»

óscar lópez / s. l. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Vacunación masiva ayer en el Gaiás con 3.800 jóvenes entre 16 y 19 años

21 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La vacunación contra el coronavirus sigue avanzando y alcanza cada vez edades más jóvenes. Ayer le tocó el turno en el Gaiás a 3.800 adolescentes desde los 16 a los 19 años, que recibieron la primera dosis de Pfizer.

Algunos son los derrotados de la intensa carrera para hacerse con una de las escasas autocitas. «Levo intentando conseguila desde hai dúas semanas e aínda ma deron agora», comenta Sergio Souto. Otros, como Martín Cabaleiro, estuvieron a punto, pero se les escapó de las manos. «La cogí, pero la página estaba petada y al recargar no llegaba a reservar», explica. Sin embargo, hubo también quien se ahorró la frustración aguardando al curso normal de los acontecimientos, como Martín Villar, quien decidió esperar «porque total xa estaban chegando ás nosas idades».

Lo que sí comparten los nuevos vacunados es la satisfacción por haber recibido la primera dosis, aunque a los que no hayan pasado el covid les falta aún la segunda, dentro de 21 días. «É quitar un peso de encima, máis que nada pola familia», comenta Iago Castro. Su tocayo Iago Rey afirma que «tenía ganas porque piden estar vacunado para bastantes cosas y no viene mal. Aunque ahora quitaron el certificado, quién sabe en el futuro». Uxía Amosa, a su vez, se muestra aliviada porque «lle tiña medo, pero foi ben». Hay quien acude por imperativos ajenos, como un joven que afirma que «me dijo mi madre que viniese y es lo que hay. Yo ya salía de fiesta antes igual y siempre estuve tranquilo, pero así mis familiares lo están más y me dejan quedar más tiempo».

La jornada transcurrió con normalidad y sin apenas colas. «Tardaríamos dez minutos, pouco máis», cuentan Sergio Souto y Martín Villar, que esperaron más en los quince minutos tras recibir la dosis. A la salida, muchos padres aguardaban para recoger a sus hijos, a los que indicaban su posición con manos alzadas, silbidos y whatsapps. Alguno faltó a su cita y recibió la reprimenda de su hija. «Onde está escrito que haxa que esperar polos fillos xusto á saída?», se preguntaba el padre.