José Alborés: «Al salir de mi fábrica vengo aquí y entreno una hora y media»

Nicolás Vázquez

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El empresario dedica gran parte de su vida al club de tenis de mesa que fundó

24 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

José Fernández Alborés es un apasionado del tenis de mesa. Siempre lo ha sido. A sus 67 años sigue cogiendo la pala siempre que el trabajo se lo permite. En una ciudad en la que este deporte es minoritario, Alborés dirige desde 1988 el Arteal Tenis de Mesa, uno de los mejores equipos de España. Los actuales subcampeones de la Superdivisión masculina entrenan entre goteras y suelos de cemento en un pequeño local situado en los bajos del Verónica Boquete de San Lázaro.

Dentro, todas las mesas de la sala están ocupadas. Los niños, de diferentes edades, se enfrentan entre ellos y también a los adultos. El sonido de los botes de una decena de pelotas marcará el ritmo de la conversación.

-Tienen mucha gente aquí...

-Es muy bonito. Me encanta ver jugar a los niños, y también enfrentarme a ellos. Si el trabajo me lo permite, al salir de mi fábrica vengo para aquí y entreno hora y media. Pero no todos los días...

-¿Cómo descubre el tenis de mesa en la Compostela de hace más de tres décadas?

-La verdad es que no había absolutamente nada. Yo ya lo había probado de chaval en los salones de juegos. De aquella estaban la Camelia, los billares Alameda, Cambre... Dentro había futbolines y también tenis de mesa. El club vino después. Lo monté con unos amigos en el 88, sin más objetivos que divertirnos. Y mire dónde hemos acabado.

-¿Cómo fueron los primeros años del Arteal Tenis de Mesa?

-Compramos dos mesas y nos dejaron ponerlas en el Squash de Milladoiro si pagábamos la cuota de socios. Las colocamos en una esquina. Cuando nos dejaban, montábamos las mesas dentro del gimnasio que había al fondo y entrenábamos allí. Nada serio.

Éramos dos médicos, un abogado, yo era empresario... En fin, un grupo de amigos que había jugado en su juventud. En 1988 yo ya tenía 34 años.

-¿Cuándo notan el primer gran salto de calidad?

-Creo que fue en el 90 o en el 91, cuando fichamos a nuestro primer jugador extranjero, el chino Zhao Qiang, que estuvo bastantes años con nosotros. De aquella ya estábamos en la Primera División, ganando fácil. Nos propusimos arriesgar y nos salió bien, con Juan, Jacobo y Zhao. Poco a poco se fue metiendo gente. Cuando salimos del Squash nos integramos en las instalaciones de la Universidad de Santiago, y cuando dejaron de apoyarnos nos fuimos al Multiusos de Sar. Llegamos al local actual por medio de Manolo Portas, concejal de Deportes del BNG.

-Es un local bastante pequeño...

-Y lo hemos adecuado todo nosotros. Pusimos la calefacción, el suelo técnico, la iluminación... Durante años tuvimos dos baños químicos porque no había aseos, ni vestuarios, ni nada. Además, los jugadores entrenaban sobre cemento, lo que es muy duro. Tenemos que hacer maravillas para sobrevivir. Los días de lluvia se nos llena todo de agua. El suelo lo pintaron el verano pasado dos de nuestros jugadores de Superdivisión, lo que resulta impensable en un club de máxima categoría.

-Antes tenían un equipo femenino. ¿Por qué desapareció?

-Lo tuvimos que cerrar porque no había manera. Todos los políticos dicen que van a ayudar al deporte femenino, pero a la hora de la verdad no es así. El equipo suponía unos costes terribles. Es una pena. Siempre estaban peleando por la liga. Tuvimos con nosotros a una campeona de España, Raquel Bonilla, que de vez en cuando aún se pasa a entrenar por aquí.

La Cidade da Raqueta, un sueño aún no materializado

En el local del Arteal también se encuentran Enio Mendes y Humberto Manhani, jugadores de Superdivisión. Fueron ellos quienes el verano pasado pintaron el suelo del club. Según Alborés, es frecuente verlos peloteando con los más jóvenes.

Mendes, que anteriormente había jugado en el Priego de Córdoba, indica que allí había «más apoyo de la Diputación» y que disponían de unas instalaciones propias muy superiores.

Tanto él como Alborés insisten en la necesidad de que se construya la Cidade da Raqueta, por la que llevan años luchando. El proyecto, que se levantaría muy cerca del local actual, ha salido adelante en un pleno municipal reciente con todos los votos a favor. Pero en el Arteal no se lo quieren creer hasta que lo vean finalizado. Alborés explica que sería «un salto de calidad tremendo» porque multiplicarían por tres o por cuatro el volumen de jugadores. Ahora mismo son algo más de cincuenta personas.

El presidente del club se muestra orgulloso de lo conseguido durante todos estos años. Pese al escaso apoyo económico, han viajado por toda Europa para participar en la mejor competición del continente, la ETTU Cup: «Hemos estado en muchos lugares. En Austria, Bélgica, la Turquía asiática... Hasta en Ekaterimburgo». Pero son viajes que pasan factura a nivel financiero. En el pasado tuvieron que renunciar dos años seguidos a disputar competiciones europeas, aunque no será así esta temporada: los últimos días han estado gestionando su inscripción.