Vista Alegre, el barrio de Santiago con muchos detalles en el aire

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Inició su transformación en el 2001, aún sin terminar mientras surgen problemas por falta de mantenimiento y defectos en la ejecución

17 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos de Vista Alegre deberían ser premiados por su enorme paciencia. Cuando en el 2001 comenzó el proceso para la transformación del barrio, nadie habría imaginado que 20 años después seguirían esperando el final de las obras enmarcadas dentro del ARI. Aunque los trabajos en los espacios comunes se dan por finalizados en general, la realidad es que los vecinos denuncian defectos en la ejecución que afectan a la propiedad privada.

El cableado de los servicios básicos de luz, teléfono y fibra óptica, entre otros, sigue colgando de las fachadas. Hasta el punto de que algunos vecinos no pueden abrir sus ventanas porque chocan con los cables. Los espacios verdes de las calles Rianxo, Noia y Santa Uxía de Ribeira crecen sin control e invaden los bancos de madera. Estos espacios verdes fueron blanco de las críticas vecinales desde el primer momento, y siguen sin ser aplaudidos. En días de lluvia, la tierra corre por la calle dejando un reguero de lodo que lo ensucia todo. Las barandillas, colocadas hace poco tiempo, ya están oxidadas.

La ejecución de las obras de remodelación en las calles Santa Comba y Santa Uxía de Ribeira generó problemas de filtraciones de agua en locales comerciales de las citadas calles. Ante esta situación, la Asociación de Veciños Álvaro Cunqueiro presentó un escrito, por medio del Ministerio de Política Territorial, en el que expone los problemas de filtraciones en los bajos comerciales de ambas calles y en los garajes de la rúa San Xoán, así como la confirmación de los peritos de que el problema es consecuencia de la falta de aislante en la calle. En el escrito se solicita que el Ayuntamiento intervenga, ya que en definitiva fue la Administración que ejecutó las obras.

La falta de mantenimiento es evidente en todo el barrio. Por si fuera poco, el pavimento de las calles remodeladas dentro del ARI presenta desperfectos aún cuando no puede darse por terminada la remodelación viaria, mientras que en la zona más rural, como es el caso de la Travesía de Vista Alegre, los baches son tapados sin mucho éxito.

Las canchas deportivas del barrio, en tiempos unas de las mejores de la ciudad, se han quedado anticuadas, y al no haber sido objeto de mantenimiento, los chavales que juegan en ellas aprenden desde pequeños a regatear el contrario y a eludir los baches y las irregularidades del terreno.

Junto a las deficiencias vinculadas al ARI que deberían ser corregidas por el Concello, Vista Alegre sufre otros males compartidos con el resto de la ciudad. Uno de ellos es la acumulación de basura, fundamentalmente voluminosos, junto a los contenedores subterráneos y de superficie. Unos residuos que, con excesiva frecuencia, permanecen durante días, lo que hace pensar que no se llama al servicio municipal de recogida.

Los autores de pintadas tampoco dejan libre Vista Alegre y gran parte de los bajos comerciales sin actividad son blanco de su mal entendido arte. También las marquesinas precisan limpieza, y en el caso de una de las situadas en la avenida de Castelao, además de limpieza, requiere que se reparen los desperfectos ocasionados por la caída sobre el techo de la marquesina de una rama de grandes dimensiones.

No faltan las casas ruinosas en el barrio, algunas de ellas incluso sin tejado. Las viviendas en ruinas se localizan fundamentalmente en la rúa de Vista Alegre y en la travesía del mismo nombre. Algunas están tapiadas, con el fin de evitar okupaciones, y muchas en venta.