José Antonio Liñares, hotelero de Santiago: «Julio será mejor de lo esperado, aunque toda mala noticia nos afecta»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

«La ocupación puede rondar el 50 %, pero las tarifas son un 30 % más bajas», afirma el copropietario de los establecimientos Costa Vella, Altair y Moure

04 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

José Antonio Liñares es el copropietario de los hoteles Altair, Moure y Costa Vella, en el casco histórico de Santiago. Los dos primeros se mantuvieron cerrados durante meses, y el tercero, aunque con mucho tiempo de baja ocupación, estuvo abierto especialmente por su atractiva terraza interior, que obtuvo el pasado año el premio Best of the Best, que es la máxima categoría dentro de los Travelers' Choice, distinciones que otorga Tripadvisor, en base a las buenas valoraciones recibidas por parte de la clientela. Tras meses de sequía en las reservas, Liñares vive estos primeros días de julio con el estrés generado por el «vaivén de las reservas, cancelaciones y cambios de fechas».

-¿Cuál es la radiografía del turismo a día de hoy en Santiago?

-Empieza a moverse el sector. En la calle se nota que el turismo está reactivándose. Comenzamos a recibir turistas extranjeros. Tengo llegadas de holandeses, alemanes y americanos. El Camino se reactiva, se nota bien; y percibimos que las restricciones que hay en los albergues se traducen en altas en nuestros establecimientos. Los americanos tienen muchas dificultades de movimiento, pero ellos se buscan la vida. Salen igual.

-¿Será un buen verano?

-Nuestros datos indican que julio será mejor de lo esperado. Aun así, en estas circunstancias, nuevas restricciones o noticias de un brote nos afectan mucho. A estas alturas, en mi caso estoy lleno, pero la media de ocupación puede rondar el 50 %. Sin duda, venimos de una situación mala, y solo podemos ir a mejor. Aunque una mala noticia nos afecta, incluso aunque no sea cerca.

-¿El megabrote de Mallorca nos afecta en Santiago?

-No lo dudes. Todo pende de un hilo. El verano pasado pasó con lo de A Mariña.

-Un 50 % tampoco parece tan maravilloso.

-Viéndolo desde la situación que vivimos no está mal. Sin embargo, entiendo que es muy atractivo, desde el punto de vista de los titulares, hablar de un 50 o 60 %, pero la clave está en el precio de las habitaciones. Las tarifas están más bajas de lo que sería normal para julio. Quizás un 30 o 40 % más bajas de lo normal, no solo para julio, sino para un verano de un año santo. Es un lastre para la rentabilidad de los negocios.

-¿La planta hotelera de Santiago está abierta en su totalidad?

-La mayoría de los hoteles están abiertos. Alguna cadena puede tener cerrado alguno de los establecimientos, pero tiene abiertas las reservas en todos. En el caso de que, por número de habitaciones, no le compense abrir, traslada al de mejor categoría, y no le genera problemas. Poco a poco, estaremos todos operativos. Soy optimista, aunque mantengo la cautela y la preocupación a que pueda retrocederse por cualquier tropiezo.

-¿Tan volátiles son las reservas?

-Mucho. Estos días es una locura. Las reservas se mueven continuamente. Hay cancelaciones y cambios de fechas, que descuadran todo lo organizado. Cuando alguien cambia una fecha, tienes que mover todo. La gente, sin duda, deja todo para el final. Las reservas de última hora no eran tan altas desde hace años. No hablo de que vengan a la puerta, pero muchos lo dejan para unos días antes, por temor a que nos cierren. Es injusto que nuestro sector continúe pagando lo que se produce fuera de nuestros establecimientos. Se contagian en Mallorca, y cierran la hostelería aquí. ¿Por qué tenemos que pagar nosotros? Estamos haciéndolo todo bien, pero dependemos de otros.

«Ahora no deberíamos centrarnos tanto en el número de contagios, sino en la repercusión en la presión hospitalaria»

José Antonio Liñares considera que, debido a la evolución de la pandemia y teniendo en cuenta el volumen de personas vacunadas, los datos del covid «quizás, y no quiero dar lecciones a nadie, deberían empezarse a verse de otra forma. No tanto en número, sino en repercusión. Ni los servicios médicos ni los hospitales están saturados».

-En cualquier caso, los datos de positivos por covid están subiendo otra vez. ¿Teme que se ponga en peligro esta temporada de verano?

-Lo que creo es que ahora deberíamos centrarnos en otras referencias. Ya no tanto en el número de positivos, de contagios. Ahora la presión hospitalaria nada tiene que ver con lo que vimos. Cierto es que los contagios son de chavalada, pero el problema real es que no hay presión hospitalaria, y los ingresos en la UCI son mínimos.

-Pero los contagios suben y mucho.

-Era previsible que los jóvenes tuvieran contagios. Pero no estamos en el mismo escenario del año pasado. Sobre todo, no es justo que paguen justos por pecadores. Ese contagio no fue en hostelería. Tiene que haber un equilibrio en las medidas, porque la situación económica no soporta más descalabros.

-¿Temen cierres de hoteles?

-Muchos resisten, y sobre todo porque el 2022 también es año santo, y esto nos da esperanzas.

-Es optimista de cara al futuro.

-Tengo que serlo. Galicia es un destino seguro, y se percibe así fuera. Nosotros tenemos una ventaja, y es que el turista busca destinos tranquilos, alejados de aglomeraciones. El turismo está buscando espacios para interactuar con la naturaleza. Es un turismo que culturalmente busca algo diferente, que encuentra en Galicia, y en Santiago.

-En esta búsqueda de algo diferente, ¿los hoteleros temen que los pisos de uso turístico ganen?

-Es que no juegan con las mismas reglas. Siempre dije que vinieron para quedarse, y que no van a desaparecer. Lo único que pedimos es que jueguen con las mismas reglas que los hoteles. A nosotros nos piden cada vez más cosas, y ellos son un negocio hotelero a los que deberían pedirles exactamente lo mismo. Nuestros espacios son tan seguros como un piso, y tenemos un control estricto.