Carmen Marcote: «Haber cogido el restaurante Carretas es la oportunidad de mi vida»

irene martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Diez mujeres forman la plantilla del veterano establecimiento de hostelería

31 may 2021 . Actualizado a las 22:56 h.

Agallas y energía le sobran a esta mujer que llegó con doce años a Santiago para continuar los estudios. Carmen Marcote Lado (Fisterra, 1981) se hizo cargo del restaurante Carretas meses antes de la pandemia, tras la jubilación del veterano empresario de hostelería Manuel Rodríguez Rodríguez. «Empecé a trabajar con Manolo y Lolita con 17 años, era una niña, entré aquí sin saber nada, y son como mis padres. Manolo es mi maestro, me hizo a su imagen y semejanza, con sus virtudes, sus manías, pero lo tengo idolatrado», según destaca la nueva titular del establecimiento sobre el fundador, que sigue frecuentando el local y «aconsejando» si fuese menester.

A pesar de la crueldad de los tiempos, Marcote es optimista: «Tenemos a la mitad del personal en ERTE, así que vamos aguantando, acogiéndonos también a algún crédito; pero parece que esto va remontando, las vacunas se notan. Y estoy contenta». A pesar de que el local, situado al lado del Centro de Acogida a los Peregrinos, tenía varias novias, el propietario prefirió traspasar el negocio a su pupila, asegurando la continuidad. «Me quedé con todo el personal, somos diez. Y mantenemos la misma línea de cocina y platos. Incorporé las raciones a la carta, porque a los peregrinos les gustan mucho, también a la gente joven, y salen muy bien», tal como explica.

Es rotunda al responder al condicional de si hubiese sabido lo que le venía encima al mundo. «No me arrepiento de nada. Es la oportunidad de mi vida, soy muy positiva y esto tiene que remontar. Mantenemos la misma clientela de Manolo, los fieles no fallaron y, además, me animan mucho», señala con rotundidad y convencimiento. Pero sí admite que hay «mucha diferencia» entre ser camarera y empresaria: «Es otra cosa, claro. Tienes cincuenta mil cosas en la cabeza: la facturación, los pedidos, la oficina, la responsabilidad de las trabajadoras… Es un cambio muy grande y miedo me da a veces, pero hay que tirarse de cabeza. Igual le pasó a Miguel en el San Clemente, tras el fallecimiento de su padre -nuestro querido Antonio-, pero ahora ya se acostumbró».

El restaurante Carretas, además, es hoy una empresa de mujeres. Cuando Carmen empezó eran todos hombres, menos en la cocina. «Las cosas han ido cambiando y se van igualando. Yo prefiero a las mujeres para trabajar. Son más capaces, están más en todo, más todoterreno. La verdad es que somos más completas y tenemos más resistencia. Así que estoy muy contenta con la plantilla», según advierte. Y una vez más reitera que hay que ser «un poco» atrevida en la vida, porque este es «un barco muy grande, no es una cafetería», pero al mismo tiempo subraya que le tiene «mucho cariño» al local.

Además de clientes ilustres o de extraordinaria relevancia como reyes, papas o presidentes, cita a Chanquete, aquel personaje entrañable de la serie de TVE Verano azul: «Fue en el comedor dedicado a Carlos Casares donde le servimos la comida, mientras algunos niños se arremolinaban para pedirle un autógrafo. De niña yo también estaba enganchada a la serie». La vitalista emprendedora procura ir un par de veces a Fisterra a ver a su madre, y advierte que pudo conciliar -tiene un hijo adolescente- «tirando de abuelos». Con estos mimbres, seguro que le irá bien.