Santiago quiere parecerse al de siempre

r.m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Hostelería y hospedaje entran en la fase de desescalada muy pendientes de la evolución de la pandemia

09 may 2021 . Actualizado a las 22:39 h.

La eliminación del toque de queda y la ampliación de horarios que trae el final del estado de alarma se dejó notar ayer en la actividad nocturna de la hostelería. Y especialmente en la zona vieja, por sus terrazas. Si durante el día el trasiego pareció el habitual de un sábado, la tarde-noche echó a la calle a muchos compostelanos, animados por el retraso del cierre en bares y cafeterías hasta las once y en restaurantes hasta la una. Santiago quiere parecerse al de siempre, aunque todavía queda mucho camino: el estado de alarma ha concluido, pero no la alarma sanitaria ni sus restricciones.

Aunque expectantes ante la evolución más inmediata de la pandemia, la nueva desescalada ha abierto un camino de esperanza entre los sectores económicos vinculados con el turismo. Después de un año de restricciones de mayor o menor calado, el hospedaje y la restauración empiezan a ver un halo de optimismo. Empiezan a ver, o quieren ver, porque también son conscientes de que los suyos son sectores muy sensibles a cualquier retroceso. Y esa es una posibilidad. No es en la que quieren pensar, porque «hay que mirar hacia adelante», apuntan varios profesionales de ambos sectores, confiados en una mayor concienciación ciudadana con las directrices que exige la situación y en que las campañas de vacunación masiva vayan asegurando el camino de la vuelta a la normalidad.

Por eso, con carácter mayoritario, no dejan de ver en estas aperturas la oportunidad para despegar después de trece meses que los han ahogado. «Creemos que esto puede empezar a repuntar. Es una bocanada de aire fresco y nos agarramos a esas medidas para ser optimistas», afirma Lalo Crespo, director del hotel Puerta del Camino, quien ve en el fin del cierre perimetral y en las posibilidades que abre al turismo de ocio una oportunidad para Galicia y Santiago. «Esa apertura va a ser un signo de confianza muy importante para las comunidades, al menos para las más próximas, donde tenemos mucha influencia». Y el Xacobeo siempre es un aliciente, aunque el sector asume que el de este año no será el que se esperaría sin pandemia. Sí mejorará la temporada del año pasado, aunque ya se mira con más ilusión al del 2022.

«Tenemos más esperanzas en el que viene», apunta Esther González, subdirectora del Hostal dos Reis Católicos, cauta con respecto a la expectativas inmediatas y para el verano tras el fin del estado de alarma. La gente tiene ganas de viajar, y de hacerlo de forma segura, dice, y ello se nota ya en las consultas que recibe uno de los buques insignia de la red de paradores. En los últimos días han empezado a «despertar las reservas», aunque la experiencia con la pandemia obliga a tirar de prudencia. Hasta que se acerquen las fechas «no sabemos si esas reservas se concretan o no», por lo que «estamos a la expectativa: todo dependerá de cómo evolucione la pandemia y la vacunación». En el hotel Gelmírez también empiezan a entrar más reservas. No como otros años, pero sí hay cierta evolución, aunque no pueden darlas por reales hasta la semana previa porque «todo se puede caer en el último momento, como hasta ahora», afirma su directora, Natalia Ferreiro.

 La ampliación horaria coincide prácticamente con la Ascensión, que vuelve este año con fiestas entre los días 13 y 16

Expectantes ante la evolución de la pandemia y del comportamiento ciudadano con las directrices sanitarias están también los sectores de hostelería y restauración, aunque el retraso del cierre no parece que en principio vaya a asegurar más comensales, con carácter general. Si acaso, el desplazamiento horario de las reservas. Dos de los restaurantes más activos en el Franco, A Noiesa y O 42, además del María Castaña (A Raíña), ya tuvieron peticiones para retrasarlas, aunque O 42 constató el efecto de la ampliación horaria también con nuevas reservas para esa primera jornada. La desescalada no ha podido coincidir mejor en Santiago. Con todas las limitaciones que impone la alarma sanitaria, la Ascensión vuelve con fiestas del 13 al 16.

«Empezamos a ver la luz al final del túnel», dice María Camino, encargada en O 42, mientras que Pilar Pallas, de A Noiesa, despliega también optimismo. Con la nueva fase de la desescalada estrenándose, no quiere hablar del Xacobeo. «Aínda faltan dous mesiños -dice en alusión a lo que sería la temporada fuerte- e aquí estamos ao día a día», dice, confiada en que «as vacinas nos van dar a axudiña que nos facía falta».

El nuevo horario anima a reabrir de noche a locales que no hacían esa franja

La ampliación horaria en los restaurantes animará a más de uno a retomar la actividad nocturna. El San Clemente, que había renunciado temporalmente a esa franja horaria, la recuperará el jueves. Su jefe de cocina, Juan Ramón Vidal, espera que esto sea un «despegue sen pasos atrás» y Pilar Pallas, de A Noiesa, confía en la desescalada traiga reaperturas de locales. En el Franco y A Raíña hay algunos cerrados, pero el Barrola anuncia ya su vuelta para el día 12.

Xan Galbán, del María Castaña, no ve claro ese despegue: «Non hai turista aínda» y «co nivel de hostalaría que ten esta cidade, se non está funcionando Lavacolla, esta non funciona, porque non dá para todo». Tampoco cree que se vaya a remontar con los nuevos horarios si no está vacunada toda la población porque el mayor poder adquisitivo para el sector está en los de 40. Jesús Martínez, del Suma, no olvida que hasta ahora «isto era unha montaña rusa: un día traballas, outro non», y si llega el despegue, será lento, dice.