Pasión irreal

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

28 mar 2021 . Actualizado a las 16:35 h.

La Raíña o Mazarelos, con sus terrazas llenas ayer a pleno sol dan un toque de irrealidad al inicio de la Semana Santa. Irrealidad en el panorama cotidiano de hace más de un año de pandemia. Porque lo propio de un fin de semana como este de año santo sería un casco histórico abarrotado de peregrinos y turistas de largo recorrido que, hoy por hoy y en espera de un verano con alto porcentaje de vacunados, no vemos ni de lejos. Ningún termómetro para medir el empuje de la desescalada como el de las empresas del sector turístico, que en el mejor de los casos funcionan a medio gas por la falta de clientes debido a las restricciones de la movilidad, y en el peor -la mayor parte de los hoteles- cerrados a cal y canto con la vista puesta, esperanzada, en un horizonte estival medianamente benigno.

Irrealidad por ausencia de capirotes en las calles del casco monumental, por segundo año consecutivo un paréntesis en las pujantes celebraciones de pasión declaradas de interés turístico: los fieles y multitud de curiosos echarán en falta hoy la vistosa procesión de la Borriquita, y el tránsito del Jueves al Viernes Santo no será lo mismo sin el resonar de las cadenas y los bastones de los penitentes de Santo Agostiño acompañando el paso de Jesús Flagelado.

Irrealidad también por lo que, en otras circunstancias, remarcaría una verdad histórica: las grandes obras demoradas que ponen a punto a la capital esperando la avalancha de visitantes y que deberían estar disponibles pero no lo están, a excepción de la brillante restauración de la Catedral, pendiente solo de intervenciones menores, al igual que la estación de autobuses de la intermodal, una terminal de la que podrán disfrutar no solo los viajeros, sino los propios compostelanos que irán y volverán por la gran pasarela peatonal entre el Ensanche y Pontepedriña y podrán detenerse en la que será una de las más espectaculares cafeterías de la ciudad, por las vistas desde su enorme terraza asomada a Sar.

Toca vivir días de pasión para conseguir que la temida cuarta ola de la pandemia no se interponga en la progresiva, lenta pero progresiva, desescalada camino de un verano que se parezca un poco más a la realidad de Compostela.