Autocovid de Santiago: «Os homes levan a experiencia da PCR peor que as mulleres»

joel gómez SANTIAG0 / LA VOZ

SANTIAGO

El servicio funciona desde hace un año durante 14 horas diarias y ha realizado casi 300.000 pruebas

28 mar 2021 . Actualizado a las 00:37 h.

Hasta las 18.00 horas de anteayer en el área sanitaria de Santiago se efectuaron 305.089 PCR para buscar personas asintomáticas con covid-19 o confirmar esta nueva enfermedad. A la mayoría de las personas se les hizo esta prueba desde el coche. Ocurrió con «máis do 90 %», afirma Alejandro Monasterio, enfermero que coordina el personal encargado de realizarla. Eso es posible por el servicio de autocovid del CHUS, junto al Hospital Gil Casares. Abrió el 22 de marzo del 2020 y el primer año funcionó todos los días 14 horas, de 8.00 a 22.00. Cada autocovid lo atienden dos equipos al día, de dos enfermeras y una técnica auxiliar de cuidados de enfermería; la mayoría mujeres.

El proceso es rápido, explican María Vilariño, Joventina Rodríguez y Luz María Ameneiro, tres trabajadores que han acudido de forma habitual: las personas llegan, se les identifica, se comprueba que estaban citadas, las enfermeras les extraen una muestra para analizar a través de la PCR, y una técnica de cuidados auxiliares de enfermería la etiqueta y completa el proceso. Acuden celadores tres veces por la mañana y tres por la tarde para llevar las muestras al laboratorio, para analizar. Todo el personal es del servicio de medicina preventiva

«Moitas persoas din que a PCR non é tan dolorosa nin tan molesta como esperaban, polo que tiñan visto na televisión. Veñen con medo, evidentemente. A maioría non demostran dor», explican. Algunas acudieron «5 veces diferentes, mesmo máis, por sospeitar que estaban contaxiadas», refieren.

«Ao principio as persoas tiñan máis medo para facer a PCR; notabamos moito nerviosismo, porque era máis descoñecida. Os homes levan a experiencia peor que as mulleres. E mesmo se portan mellor os nenos, é unha pasada o exemplo que poden chegar a dar, aínda que algúns choren», agregan.

Recuerdan anécdotas, como «unha persoa, adulta que se negou a facer a PCR, dixo que non podía e por decisión propia desistiu e non regresou. Algunhas veces aconsellamos que dean unha volta, que se tranquilicen e volvan máis tarde; normalmente isto acontece con menores, e cando volven e xa se lles fai sen problema», manifiestan.

Coinciden en que este es un trabajo diferente al que realizaron antes en plantas y en otras situaciones. Están al aire libre, por lo que pasaron días de frío, aunque tienen estufas; y también hubo desmayos por mucho calor. Algún personal se contagió, consideran que es un riesgo al que se exponen por estar en contacto con personas infectadas, aunque «teñen máis risco quen traballan con persoas ingresadas no hospital, sobre todo na uci», admiten.

«Chegamos a ter citados 3 por minuto», con más de 1.300 coches en un solo día

Inicialmente comenzó un autocovid, después dos más. Al principio las PCR las realizaban equipos de personal de enfermería, funcionaron hasta cinco, que se desplazaban a domicilios. El autocovid comenzó con pocas pruebas, pero en el pico de la tercera ola superaron las 1.300 diarias; este mes bajó el ritmo, a menos de la mitad, indican.

Las jornadas de mayor presión se formaron filas de coches de hasta cientos de metros, aunque pocos tardaban más de media hora en ser atendidos. Los últimos días el trabajo es más fluido, en menos de 10 minutos se van: «chegamos a ter citados 3 por minuto, un en cada autocovid; agora o normal é que a proba dure 2-3 minutos. O ideal é que conduza quen veña realizar a proba, que dura moi pouco tempo. E se non conduce, que veña na parte traseira, pois se supón que ten máis risco de estar infectada, para que non contaxie a quen conduce», indican.

Ahora funciona otro autocovid en el hospital de Ribeira. Y continúan dos equipos en Santiago y otro en Ribeira que atienden en domicilios a quienes no pueden acudir en coche.

Este personal participó además en el cribado de Amio, y otros realizados en el área sanitaria; acudieron a las residencias de mayores y centros de discapacidad; y colaboraron en la vacunación. Alejandro, María, Joventina y Luz María coinciden en calificar de buena esta experiencia profesional; y refieren más anécdotas, como la de un chaval que les dijo a sus padres que no quería volver a aquel MacAuto; o niños que les dicen que no precisan que les quiten los mocos, que ya se saben sonar.