marga mosteiro
Para hablar de la historia de los locales de copas de Santiago es absolutamente necesario ponerse nostálgico, y echar la vista atrás para hacer memoria y recordar a los pioneros compostelanos que, no sin una pizca de aventura, pusieron en marcha negocios que han aguantado el paso de los años. El embrión de la hostelería nocturna compostelana puede localizarse en 1968, cuando en uno de los bajos de Quintana de Vivos, cinco amigos se embarcaron en la aventura de «darlle unha volta ao comedor universitario» para animar las tardes-noches con el Club Universitario. En el grupo de amigos estaba Paco Torrente, «Fuco» para todos. «Tíñamos sorteos, facíamos sesións especiais; e alí escoitábanse cancións que non se podían oír en ningún outro sitio», recuerda Fuco. La aventura no duró mucho tiempo, porque el «Arzobispado, o dono do local, solo nós deixou o local un ano. Tiñamos colas para entrar no clube e non lles pareceu boa cousa. Eran outros tempos».