Tras las huellas del pasado en el castro de Vilasuso

cristóbal ramírez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CRISTÓBAL RAMÍREZ

14 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los compostelanos tienen hoy, con un magnífico día invernal y sin posibilidad de salir del perímetro del concello, una buena oportunidad para conocer un poco más su propia tierra y a quienes la poblaron en el pasado. O, al menos, ver las huellas que quedaron ahí a la vista.

Entre las numerosas posibilidades, elegir una siempre es difícil. Pero la que permite conocer dos castros y encima pisar unos metros el Camino Inglés -lo cual, por cierto, impide la pérdida gracias a su excelente señalización-, y además invita a la aventura controlada, ocupa uno de los primeros lugares de ese imaginario ránking.

Así que carretera de A Coruña adelante, se llega a A Sionlla, se acomete una pequeña cuesta y justo al comienzo del doble carril se gira a la izquierda previo stop.

Esa pista muestra el cartel de Vilasuso. Sígase aproximadamente 250 metros y deténgase el coche en la pista de tierra que nace a la izquierda dejando a la derecha un hórreo en buen estado. Ante el visitante, una colina arbolada con un acceso que no ofrece dificultad alguna ni siquiera para los más pequeños. Esa es la actual entrada al castro, que remata en las mismísimas murallas.

Dando marcha atrás hasta el cruce con la carretera nacional, las flechas amarillas y los mojones indican que el excursionista pisa el Camino Inglés, pasando al lado de una casa que destila nobleza. Teniendo cuidado con los niños en unas pocas docenas de metros en que se circula por el margen del asfalto, en A Sionlla toca subir buscando la cumbre, en donde en su día fue colocado uno de esos enormes toros negros que anunciaban un coñac.

Ese es el castro de Formarís. El Camino Inglés de Santiago lo rodea por la derecha, pero desde ahí el acceso a la cumbre, tan rocosa que indica que ese solo era un pequeño puesto de observación, resulta difícil. Dejándolo a la izquierda surge un sendero de un centenar de metros, pero en este caso solo para aventureros.

Y desde ahí, marcha atrás. Claro que existe otra posibilidad: arrancar en Vilasuso y que alguien del grupo no ponga un pie delante del otro sino que vaya en coche al hotel Castro. Quienes sigan el Camino Inglés van a dar al mismo sitio, que tiene a sus espaldas el Bosque Encantado. Un gran final, desde luego.