El frío y los cierres de la hostelería y perimetral deslucen el primer domingo de las rebajas

Hace años, antes de que se liberalizaran los períodos de rebajas, el primer domingo después del 7 de enero los comercios eran un hervidero de clientes, que se agolpaban para conseguir las mejores gangas. Desde que no hay una fecha fija, las rebajas de principios de año fueron perdiendo fuerza, pero los comercios de las principales cadenas del textil se mantuvieron fieles al 7 de enero, y siguieron cosechando éxitos en sus convocatorias. Todo fue así hasta que el covid surgió, y varió los hábitos de compras de los clientes.

Este primer domingo de rebajas pasó casi sin pena ni gloria. Por la mañana, los comercios que abrieron lo hicieron alrededor de las doce del mediodía. Muchos, sobre todo los negocios tradicionales, no abrieron en esta jornada dominical tras Reyes.

Las tiendas en las que más afluencia se esperaba eran las dirigidas al público juvenil, y aunque con algo más clientes que otras, tampoco se produjeron ni colas ni aglomeraciones. El aforo, fijado en el 50 %, no se superó en ningún momento. Durante la mañana, en muchos comercios la presencia se limitó a los trabajadores. Por la tarde, con menos movimiento por las calles que por la mañana, los clientes eran aún menos en los comercios de la ciudad. Ni siquiera el centro comercial As Cancelas consiguió atraer a los cientos de clientes que se interesan por las ofertas habitualmente.

Entre las causas para el fiasco del primer domingo de rebajas está nuevamente el cierre perimetral de Santiago, Ames y Teo, lo que resta un número considerable de potenciales clientes. Por otro lado, el cierre de la hostelería a las seis de la tarde y con las terrazas al 50 %, también hace que muchos ciudadanos prefirieran quedarse en el calor del hogar. De hecho, salvo al mediodía, las terrazas estuvieron casi vacías en el resto de la jornada dominical.

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