«Mi experiencia más importante como salesiano es la estancia en el barrio»

irene martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Eugenio González acaba de publicar «A Santiago por San Pedro», que recoge la historia y el arte de la zona

29 dic 2020 . Actualizado a las 19:15 h.

Empezamos tomando café en El Casino y terminamos en la ermita de la Angustia, donde él tenía que misar a las siete y media. Eugenio González Domínguez (Gijón, 1944), coadjutor o vicario de la parroquia de San Pedro, es vecino del histórico barrio desde hace cuarenta años, cuando fue destinado aquí como primer director de la nueva comunidad salesiana en Santiago. La congregación religiosa había adquirido en la rúa de Belvís una magnifica finca de casi siete mil metros cuadrados para abrir el Centro Don Bosco que tanta vida y actividad daría al barrio.

«Es difícil de calcular, pero entre niños y jóvenes que pasaron por aquí quizá serían unos 18.000, sumando el centro juvenil, la escuela de tiempo libre, los campamentos urbanos… y otras actividades diversas», hace cuentas el salesiano, mientras rememora que la finca estaba a monte, donde hubo que sacar zarzas y hacer escalones. «Quisimos mantener zonas ajardinadas en medio de los campos de deporte que se hicieron, además de los elementos patrimoniales como las fuentes -es una zona rica en agua-, porque el verde y las flores también son educativas. Entre los setenta y ochenta había niños por todos lados, y no había parques en la zona, no como hoy, así que nuestra casa se convirtió en el parque habitual de muchas familias, porque nosotros abrimos la finca a la ciudad», indica el veterano vecino que acaba de publicar un libro sobre el barrio, A Santiago por San Pedro. «Un paseo por un barrio con lembranzas medievales. Historia, arte y leyendas», tal como se añade al título de esta obra de carácter histórico-artístico, pero también social, según apostilla el autor.

De vuelta a los orígenes, Eugenio González señala que se integró «muy bien» en el barrio de San Pedro, cuyos vecinos decían que «les había tocado la lotería» con la llegada de los Salesianos, indica. «La estancia en el barrio es mi experiencia más importante como salesiano, por larga y significativa, además de por la responsabilidad que tuve», según destaca el sacerdote, licenciado en Teología General y formado en Roma en Catequética, que se apresura a subrayar que siempre le gustó formar equipos y no ser protagonista de nada. «He tenido la suerte de encontrar personas que valen más que yo, para aprovechar las sinergias trabajando juntos. No hay que competir, hay que sumar», expresa con rotundidad. Y recuerda de nuevo la «ilusión» de aquella docena de jóvenes salesianos de la primera comunidad en la ciudad. «Hoy varios de ellos son misioneros en África. Y nuestro actual superior general, el Rector Mayor Salesiano -X Sucesor de Don Bosco-, el asturiano Ángel Fernández Artime, se formó aquí, en Santiago», añade con orgullo el sacerdote, que pertenece a una congregación de casi 15.000 en el mundo. Eugenio pasó diversas estancias fuera de Santiago, en otros destinos. Hace un par de años regresó para descansar tras sufrir un ictus, del que se ha recuperado, cuando era párroco de María Auxiliadora en Vigo.

El salesiano señala que aquel barrio configurado por muchas familias que habían venido de las aldeas es hoy muy distinto. «A lo largo de la Rúa de San Pedro han florecido restaurantes muy buenos y concurridos en edificios rehabilitados, pero también tenemos un barrio envejecido, aunque la gente que se marchó -los hijos de los que se quedaron- tienen un recuerdo muy bueno. También es cierto que la asociación vecinal A Xuntanza hace cosas muy interesantes por el barrio y lo mantiene con vida. Hay cuatro librerías, algo sorprendente. Pero son otros tiempos y hoy es muy variopinto», concluye.