Los grandes hoteles intentan resistir pendientes de la movilidad navideña

r.m. / B.C. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Su futuro más inmediato depende de que se mantenga el tránsito entre autonomías

27 oct 2020 . Actualizado a las 20:01 h.

El nuevo estado de alarma y el posible confinamiento perimetral de las autonomías (confirmado ya en cinco del norte) ha puesto al sector del hospedaje en una situación tan límite que incluso el propio sector se sorprende de su capacidad de resistencia. «A día de hoy, mantener los hoteles abiertos es un acto de valentía», sostiene Esteban Iglesias, presidente de Unión Hotelera Compostela, el colectivo que agrupa a los grandes hoteles de la ciudad y que todavía no está dispuesto a tirar la toalla. No al menos mientras haya posibilidades de movilidad entre comunidades y con las expectativas de que el turismo familiar, el que está sosteniendo su limitada actividad, junto con el de pequeñas reuniones de empresa, pueda activarse en Navidad.

Pero la clave, ahora mismo, está en la movilidad entre comunidades. Con las expectativas de negocio limitadas a la propia región, el mantenimiento se hace imposible. De ahí que el sector esté pendiente de la decisión no solo de otros territorios, sino de la que pueda adoptar la Xunta tanto a ese respecto como en la flexibilidad que le permite el estado de alarma para mover una hora arriba o abajo el período del toque de queda.

No son cuestión baladí ni la una ni la otra. El mazazo del nuevo estado de alarma no tiene la misma intensidad si la movilidad se restringe desde las diez o desde las doce, el margen en el que pueden resolver las autonomías. Para un sector como el de los grandes hoteles, que subsiste abierto a duras penas con medias de ocupación del 20 %, el horario más adelantado, e incluso el intermedio, supone una nueva barrera para la captación de negocio, al igual que para la restauración dedicada a las cenas.

«Estamos aguantando como podemos, para arrancar con más fuerza cuando se pueda»

Enfocados ahora mismo a resolver su actividad semana a semana, «estamos aguantando como podemos, para arrancar con más fuerza cuando se pueda», dice Iglesias, aunque reconoce que un estado de alarma con la vista puesta en mayo lo complica mucho más: «Un estado de alarma tan largo es muy malo para el sector». La mejor prueba está, dice, en que la comunidad más turística, Canarias, ha quedado al margen. Guardando las distancias, Iglesias apunta que en Galicia el turismo representa el 11 % del empleo y casi el 10 % del PIB. Es un sector importante que tira, además, por otros. Y, si no hay expectativas hasta Semana Santa, aventura un cierre masivo.

En las últimas semanas en Santiago han cerrado temporalmente dos de los grandes, el Peregrino y el Palacio del Carmen. Y la nueva situación podría llevar a otros a hacer de nuevo cuentas. Pero, de momento, las expectativas generales parecen estar en tomar algo de fuerza en Navidad. Las dificultades para las grandes reuniones filiales podrían mover el turismo familiar. Ahí Santiago podría tener una oportunidad. De ahí, también, que el sector insista a Raxoi en el ornato de la ciudad, para mantener su atractivo.

Bugallo demanda un plan de ayudas «moi potente» para la hostelería tras el estado de alarma

El sector de hostelería reclama ya un plan de rescate tras la declaración del nuevo estado de alarma y no le faltan voces de apoyo. Una de ellas, la del alcalde, que ayer apuntaba que las Administraciones con competencias «directas ou delegadas» deben procurar un plan de ayudas «e apoio moi potente ao sector», además de apostar por medidas reductoras del precio de los alquileres y moratorias y aplazamientos de intereses y pagos a bancos. Convencido de que el segundo semestre del 2021 será ya bueno, y el 2022, mejor, la dificultad del sector ahora mismo es «chegar alí», sobre todo con un período de restricciones «que se está a dilatar moito no tempo» y que puede dejar una «importante mortandad» entre los negocios que tengan que cerrar inicialmente. El diputado popular Borja Verea también defiende un plan de ayudas. «Es menos costoso y más justo salvar estos empleos ahora que enfrentarnos en unos meses a una desaparición del sector».

El alcalde urgió una decisión de la Xunta sobre el horario del toque de queda y anunció el refuerzo de la vigilancia de los peregrinos en las entradas de la ciudad, sobre todo en San Lázaro, para que utilicen la mascarilla. Muchos la llevan bajada. Bugallo se congratuló ayer de la caída de la fiestas en pisos tras aumentar las sanciones. La semana pasada hubo 15. No es lo óptimo, pero sí la mitad que la anterior, apunta.