La pandemia no modifica los hábitos de pago para acceder al transporte urbano

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Sandra Alonso

La tarjeta de abono apenas subió un 3 % pese a aconsejarse su mayor uso

14 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cautelas para evitar la transmisión del coronavirus no han modificado las modalidades de pago en el transporte urbano y en la ORA. Aunque hay unos ligerísimos repuntes en las variedades que ofrecen ambos servicios para evitar, o minimizar, la transacción en metálico, ni siquiera se pueden achacar a una concienciación alimentada por la pandemia. Más bien parecen cosa del discreto avance con el que se van imponiendo las fórmulas de prepago disponibles.

En el autobús, donde prima el pago con bono ordinario (casi el 37 %), el acceso con billete ordinario (suelto) todavía roza el 13 %. Y eso después de que el uso de este último cediese un 5 % entre julio de este año y el pasado. Esa caída no parece evidenciar, sin embargo, apenas reparos de los usuarios por abonar el servicio en metálico. En ese mismo período, el incremento del pago con bono ordinario y de pensionista apenas creció un 3 % y hay que tener en cuenta, además, que durante el confinamiento se prohibió el acceso al autobús con billete ordinario. Solo valía la tarjeta de abono, para limitar el riesgo de contagio de los conductores.

Las expectativas eran que los usuarios apostasen más por esa modalidad, la única de la que dispone ahora el transporte urbano para limitar el contacto de los conductores y los usuarios con el efectivo, más allá del momento de recarga, que sí requiere un desembolso. Pero no parece ser así.

La posibilidad del pago con tarjeta de crédito tampoco está ahora mismo al alcance del servicio. A punto de convocarse la nueva concesión, a la que sí se le exigirá, no parece plausible que la actual lo integre. Y, por el perfil del usuario medio del servicio, todo apunta a que esa modalidad precisará un tiempo para asentarse entre buena parte del pasaje.

Pese a las precauciones que con carácter general se lanzan para evitar los abonos en efectivo desde la aparición de la pandemia, «a xente non está evitando o metálico», constatan en un servicio que no ha recuperado, ni de lejos, los niveles de ocupación del período precovid.

En los primeros días de septiembre, la captación de pasajeros estaba en torno a la mitad de lo habitual antes de la pandemia. Habrá que ver el efecto que tiene el arranque del año académico en todos los niveles. En cualquier caso, se mantendrán todas las prestaciones del invierno pasado, cuando el virus no había puesto patas arriba la vida de todo el planeta.

Los usuarios de la ORA optan por el metálico aunque disponen de app

 

 

El covid tampoco ha alterado los hábitos de pago de la ORA, pese a la recomendación de hacer uso de la app Moviltik, y sigue imponiéndose con claridad el abono en metálico en los parquímetros. Es la opción del 65 % de sus usuarios. Así lo reflejaban los datos de julio; y también los de enero. En ese período sí han fluctuado las otras dos modalidades: el pago con la app para evitar el parquímetro bajó dos puntos (al 28 %), los mismos que ganó el abono con tarjeta de crédito, aunque para situarse en un pobre 7 %.

La posibilidad del abono con tarjeta bancaria no está muy extendida entre los usuarios de la ORA, aunque tampoco parece una opción idónea para quienes de principio piensen en estancias cortas, porque directamente carga 0,55 euros (el coste de una hora) con la posibilidad de recargar otro tanto en las zonas de regulación general y de larga duración.

La ORA tampoco ha recuperado su nivel de uso previo a la pandemia, pero se le acerca. Ronda el 90 %. Al margen de que todavía tienen que llegar los universitarios, hay zonas, sobre todo por la tarde, que están notando menos movimiento, como el área de Pontepedriña y las del Ensanche que miran a Sar. La merma de la actividad vinculada con el ocio y la inestabilidad económica se nota en la movilidad en general de la ciudad.