Los institutos de Santiago no abrirán hasta que la consellería mueva ficha

borja casal SANTIAGO / LA VOZ

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El director del IES A Pontepedriña, Javier Dapena, alerta de la escasez de material tecnológico para proveer a alumnos sin recursos
El director del IES A Pontepedriña, Javier Dapena, alerta de la escasez de material tecnológico para proveer a alumnos sin recursos XOAN A. SOLER

Otros centros gallegos secundan la decisión de los directores compostelanos

11 sep 2020 . Actualizado a las 12:52 h.

El escrito firmado por ocho institutos de Santiago que comunicaban su intención de atrasar el inicio del curso más allá del día 16 ha tenido efecto para buena parte de la comunidad educativa, pero no para la Consellería de Educación. Hasta el momento, los directores de esos ocho centros -IES Antón Fraguas, IES Eduardo Pondal, IES Lamas de Abade, IES A Pontepedriña, IES Rosalía de Castro, IES de Sar, IES Xelmírez e IES Xelmírez II- no han recibido respuesta sobre lo que tendrán o no tendrán que hacer la próxima semana.

El director del IES A Pontepedriña, Javier Dapena, que actúa como portavoz de los firmantes, explica que además de esperar por la información relativa a la modificación de horarios y profesorado, también quieren saber si se acepta su decisión de atrasar el arranque del curso o no. «Se nos din que temos que comezar coas clases, valoraremos a situación e decidiremos. Nós asumimos uns riscos no exercicio dos nosos cargos, pero tal e como está todo non podemos facer outra cousa», indica Dapena.

El ejemplo de estos ocho institutos compostelanos fue seguido a lo largo del día de ayer por otros tantos centros, en lugares como Pontevedra o A Coruña, que elaboraron escritos semejantes y enviaron su apoyo para solidarizarse con una situación que, apunta el director del Pontepedriña, «está pasando en todas partes porque é un problema xeral». Muchas familias, cuenta Dapena, también les han querido transmitir su apoyo y mostrar su preocupación por cómo será ese inicio de curso.

«Unha medida como a semipresencialidade trae moitas dúbidas porque non é clara ao 100 %»

Sobre algunas de las ideas que se venían planteando estos días, como la de la semipresencialidad para los grupos de bachillerato y ciclos superiores que lo necesiten y que expuso el miércoles el conselleiro de Educación, Javier Dapena manifiesta serias dudas. «Unha medida como esta trae moitas dúbidas porque non é clara ao 100 %. Ademais, quen vai pagar os ordenadores e as conexións do alumnado que non ten estes recursos?», se pregunta Dapena. En su centro, a finales del pasado curso, había 13 estudiantes sin conexión a Internet en sus casas y 23 sin equipos. La consellería, según cuenta su director, les envió seis ordenadores y ocho USB wifi. «O centro tivo que desmontar unha aula para dar 12 equipos e outros seis comprámolos nós. E durante tres meses pagamos cinco conexións a Internet», explica.

Las previsiones para el nuevo curso son difíciles de hacer: el Pontepedriña tendrá este año 150 nuevos alumnos de bachillerato y ciclo, cada uno con unas necesidades tecnológicas que aún no conocen, como tampoco conocen la formación tecnológica de los docentes que se van a incorporar este curso. «E logo tamén está o equipamento para impartir aulas semipresenciais, como as cámaras e os micrófonos para o profesorado, que aínda non temos», afirma el director, que indica que el escenario de semipresencialidad estaba previsto para confinamientos parciales, no para un inicio de curso que, por su parte, todavía no tiene fecha.

La semipresencialidad reaparece como alternativa a los desdobles

Los problemas son semejantes entre centros. Desde el IES Rosalía de Castro explican que cumplir con las instrucciones de la consellería está siendo especialmente difícil debido a sus peculiaridades arquitectónicas y a la cantidad de alumnos matriculados en el instituto. Durante el verano han estado trabajando en la adaptación de espacios y en la configuración de horarios, pero la falta de certezas para desdoblar grupos está complicando sobremanera la vuelta a las aulas.

Aun desdoblando todos los grupos, indican, no cabría el alumnado, para más si hacen un uso ético de recursos. Por ello, los centros empiezan a aceptar la semipresencialidad como una de las pocas soluciones posibles.